PREOCUPANTE
Entre Columnas
Martín Quitano Martínez
twitter: @mquim1962
La intolerancia es en sí misma una forma
de violencia
y un obstáculo para el crecimiento de un
verdadero espíritu democrático
Mahatma Gandhi.
El debate que ahora vemos en
muchos ámbitos de nuestra vida pública y social, está cada vez más influido por
la intransigencia de cuadros políticos con posicionamientos extremos en ambos
bandos, para los que la confrontación es un vehículo de exterminio o
descalificación total.
Las posibilidades para generar un debate equilibrado y moderado, que
supere el agobiante reduccionismo de la bipolaridad política, se complican al
punto de cancelarse; prejuicios, obstáculos y cerrazón política son agentes del
ánimo destructivo que predomina. Resulta cuesta arriba vencer la inercia de los
extremos gritones, intolerantes, que tristemente tienen secuestrada la agenda
pública.
Es preocupante observar que se
vuelve una exigencia pública la definición de bandos respecto del presidente, entendiendo
que eso significa estar o no estar de acuerdo con él, y que ello podrá
interpretarse como estar con México o contra México. Sí, es una falsa pero
preocupante disyuntiva, porque rompe los moldes del respeto a la investidura
presidencial, bajo la que cualquier persona que ocupe dicho puesto es un Jefe
de Estado y de Gobierno, que ha sido electo por mayoría y que por tal
circunstancia, cuenta con respaldos y adversarios, sujeto de rendir cuentas, de
asumir reclamos, mirar y valorar los apoyos y los rechazos desde un talante democrático,
que reconoce la validez y pertinencia de las distintas voces que la conforman.
Más preocupante resulta cuando
los senadores de MORENA emiten un mensaje en apoyo del Presidente, con la
abyección hecha discurso, pisoteando la dignidad y el respeto a la autonomía de
los Poderes del Estado. Penosa intervención de estos representantes del Poder Legislativo,
tan ansiosos de demostrar su lealtad y obediencia ciega al Jefe del Ejecutivo,
arremetiendo contra los que piensan u opinan distinto, normales dentro de una
democracia, pero que para ellos alcanzan el calificativo de traidores a la
patria, en un posicionamiento que seguramente será recordado como la muestra de
la ignominia y la sumisión ofrecida al tlatoani.
Traidores, grupúsculo de
mercenarios todos aquellos a quienes se les ocurra disentir del presidente que
encarna la nación, la patria y el pueblo. Duras ideas, injustificadas por el
encuadre dogmático, plantean ya prácticamente una Yihad o guerra santa contra
quien o quienes se atrevan a pensar distinto. Preocupantes y escalofriantes
voces que suenan a fanatismo.
Por ello la urgencia de insistir
en contra del dominio de los extremos; pues así como es abochornante el grupo
de acomedidos senadores, desde el otro extremo también se clama por la posesión
de la verdad indiscutible.
Aunque me parece muy posible
que el documento de los senadores haya sido elaborado sin la “línea” presidencial,
con el ánimo de abrevar en el espacio de sus distinguidas consideraciones, es
por lo menos inquietante que al hacerse público, el Presidente no haya matizado
el contenido y sentido del documento, como uno hubiera pensado de un hombre que
se ha asumido como un demócrata.
Hay que estar alertas.
DE
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
“El país no merece
ser envenenado”. Carmen Aristegui