Primero (se mueren) los pobres
Rúbrica
Primero (se mueren) los pobres
Por Aurelio
Contreras Moreno
A pesar de que la
zona en la que impactó frontalmente el huracán “Grace” la madrugada del sábado
fue la región norte del estado de Veracruz, en donde se tuvo que lamentar la
mayor cantidad de pérdida de vidas humanas fue en Xalapa, donde aparentemente
no se corrían mayores riesgos.
Pero qué mayor
riesgo que el de vivir en pobreza extrema, en zonas en las que no hay
condiciones para levantar una casa y en las que viven miles, millones en todo
el país, de personas flageladas por una brutal marginación que no alcanza ni
siquiera a paliar la entrega de un apoyo gubernamental cuyo objetivo no es
acabar con la pobreza, sino simplemente obtener una clientela política.
Siete muertos
dejaron en Xalapa los deslaves que arrasaron con viviendas en las que aún
dormían numerosas familias. En una, ubicada en Brisas del Río Sedeño, en los
límites con Banderilla, cinco niños –uno recién nacido- y su madre perecieron
bajo el lodo. Y más que por causa de la intensidad de las lluvias que trajo un
huracán, murieron por la desidia, la indolencia, la apatía y la incapacidad de
quienes cada que hay elecciones prometen prosperidad, oportunidades, bienestar,
y que una vez que toman el poder se olvidan de promesas y de las personas a las
que se las hicieron y de quienes solo se aprovecharon.
La tremenda
inundación sufrida en Xalapa –sin minimizar los enormes daños en el norte del
estado- es una prueba dolorosa, indignante, agobiante, del estado de abandono
en el que se encuentra la capital veracruzana. Año con año, al llegar la
temporada de lluvias sucede lo mismo. Año con año, las autoridades de todos los
niveles anuncian que “ahora sí” van a invertir en infraestructura hidráulica,
en muros
de contención, en drenaje pluvial,
en viviendas dignas. Palabrería que se pierde a los pocos días, cuando las
víctimas dejan de tener notoriedad mediática y los responsables le apuestan al
siempre oportuno olvido.
A quienes lo
perdieron todo, una palmadita, una “ayudadita” con los trámites funerarios, a
lo mejor una reubicación. “Es que no estábamos preparados”, “es que llovió más
de lo que pensábamos”, y así mil excusas de quienes, hoy y ahora, han
demostrado su monumental incapacidad para garantizar a la población lo más preciado:
su seguridad y su vida.
Tampoco se
trata de añorar ningún pasado nada glorioso. Quienes en redes casi lloraban
recordando las “hazañas” del ex gobernador Fidel Herrera –otro populista
megalómano, como ya saben quién- cuando había desastres naturales –y
“heroicamente” se quitaba los zapatos para la foto entregando descalzo una
despensa-, prefieren olvidar lo feliz que se ponía cada que había inundaciones,
pues significaba que le llegaría una millonada de la que dispondría a su
antojo.
Prácticas como
las suyas sirvieron como pretexto para que el actual gobierno federal
desapareciera el Fondo de Desastres Naturales, el cual a pesar de la rapiña de
la que era objeto por parte de los “fideles” de otros estados, servía al menos
para que la atención llegara rápido a los damnificados. Ahora, ni con eso se
cuenta ya. Las víctimas están a su suerte.
Y como ya no
estamos en periodo electoral, hay que ser “pacientes”. Mientras México envía
ayuda inmediata a otros países cuando sufren alguna desgracia, los
connacionales deben esperar. Para ellos, se pide la solidaridad del resto de la
población para que les done alimentos, bebida y cobijo. El gobierno está en
otra cosa, ocupado hostigando periodistas, persiguiendo opositores y financiando
estadios de beisbol y obras faraónicas y anacrónicas.
Tan están en otra dimensión,
que a pesar de la emergencia que se vive en el norte de Veracruz, donde se
perdieron por completo las plantaciones de plátano y de naranja, y donde
cientos de personas se quedaron –literalmente- sin techo, el plan de
“emergencia” –cualquier cosa que sea lo que entiendan por ese concepto- se
presentará hasta el martes, cuando el presidente lo anuncie desde Córdoba, a
cientos de kilómetros de donde no hay agua, víveres ni electricidad.
Ahora sí queda
claro: primero (se mueren) los pobres.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras