PROCESIÓN DE LAS CANDELAS
Julio Contreras Díaz
Ese día la anciana de 84 años, se levantó muy temprano; después de engalanarse, enfiló rumbo al templo a cumplir con sus obligaciones religiosas. Siempre recordaba los siete años de felicidad que pasó al lado de su esposo y no olvidaba el día que se convirtió en viuda. Ana la Profetisa pertenecía a la tribu de Aser —el octavo hijo de Jacob— una de las doce que conformaba la nación hebrea.
Otro anciano llamado Simeón, ese mismo día presentía que se llenaría de bendiciones. Tenía mucho tiempo que diario acudía al templo con la esperanza de ver al ungido; conocía su vacío, en cualquier momento su vida cada vez más frágil podía terminar. El Señor le había prometido que no vería el rostro de la muerte sin ver antes al Mesías de Israel.
La sagrada Familia, personificada por Jesús, María y José, se habían trasladado de Belén a Jerusalén y estaban dispuestos a cumplir con la ley de Moises, que ordenaba que todo primogénito, tenía que ser consagrado al Señor. Eran uno más entre los matrimonios que asistían a la ceremonia y estaban muy sorprendidos por el modo con que Dios iba realizando las cosas. Y las cosas se dieron:
Simeón, al ver a María con el Niño Jesús, conoció que era el Cristo, y tomándolo en sus brazos exclamó: “Señor he visto al Salvador, ahora puedes dejar morir en paz a tu siervo, he visto la luz para las naciones y gloria de Israel”; Ana la Profetisa como se presentó en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la salvación de Jerusalén.
La presentación de Jesús se hizo al cumplir los cuarenta días de nacido. El 2 de febrero, la fiesta de la Candelaria, o PROCESIÓN DE LAS CANDELAS, nos recuerda que la Virgen da la Luz del Mundo.
Amigos, demos inicio al mes de febrero, con la mayor alegría y todo entusiasmo. Aún tenemos mucho camino que recorrer.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
El DJ quiere que se la pasen bien.