Proceso electoral: mal comienzo
Proceso electoral: mal comienzo
Por Aurelio Contreras Moreno
Este
lunes 7 de septiembre comenzó formalmente el Proceso Electoral Federal
2020-2021, a través del cual se renovará la Cámara de Diputados en los comicios
que se celebrarán el 6 de junio del año entrante.
El
arranque de este proceso -que sin duda será trascendental y definitorio del
futuro cercano del país- se da en terrenos pantanosos, con una sociedad
altamente polarizada por actores políticos que simple y llanamente han
demostrado no estar a la altura de lo que México necesita en un momento crítico
como el que actualmente nos toca vivir.
Desde
el “púlpito” del poder y con todo el peso de su aparato propagandístico, el
lopezobradorismo gobernante ha desatado una feroz campaña de descrédito de todo
aquel que ose criticar sus yerros, haciendo patente su cada vez más inocultable
intolerancia hacia el mínimo disenso y su abierto desprecio por la legalidad
cuando ésta no se ajusta a los deseos e intereses del gobierno.
Si
bien lo anterior ya no debería extrañarnos –llevan casi dos años haciéndolo-,
sí resulta preocupante la facilidad y ligereza con la que el propio presidente
Andrés Manuel López Obrador se entromete en el proceso electoral, ignorando la
imparcialidad con la que un Jefe de Estado tendría que comportarse ya que
formalmente gobierna para toda la población y no únicamente para su camarilla y
sus seguidores acríticos.
La mofa
de López Obrador este fin de semana ante la negativa del Instituto Nacional
Electoral a otorgarle al calderonismo el registro como partido de México Libre
es apenas un botón de muestra de esa incontinente arrogancia provocada por una
votación como la de 2018 que, si bien fue histórica y legítima, no alcanza para
justificar la incompetencia, la falta de resultados y mucho menos los
comportamientos autoritarios y abusivos en los que incurre este gobierno todos
los días.
Sin
embargo, del otro lado no están mejor. Los partidos de oposición con registro (PAN,
PRI, PRD, MC) son apenas una pálida sombra de sí mismos que, por lo menos hasta
ahora, no le hacen ni cosquillas al oficialismo. Menos aun cuando para
sobrevivir y recibir migajas de poder son capaces de transar con el mismo
régimen al que se “oponen”, aceptando condiciones políticamente indignas… pero
pragmáticamente redituables.
¿Cómo
va la sociedad mexicana a volver a confiar en semejante caterva de mercenarios
que no dudan en alinearse con quien les haga una “oferta irresistible”, aunque
sea claramente injustificable e incluso perjudicial para el país? No han
aprendido nada.
Crear
partidos tampoco es una opción viable. El muy reciente proceso de obtención de
registro de nuevos institutos políticos reveló que desde su mismo origen,
prácticamente en ninguno están dispuestos a cumplir con la ley a cabalidad.
Desde
el financiamiento opaco al México Libre de los Calderón-Zavala y el descarado
corporativismo de las Redes Sociales Progresistas del gordillismo, hasta la
franca intervención de las confesiones religiosas evangélicas en Encuentro
Solidario, todas esas asociaciones violentaron la norma. Aunque el registro se
le concedió finalmente a los “aliados” –políticos y espirituales- del líder del
régimen.
En
medio de todos, el Instituto Nacional Electoral es un debilitado árbitro de la
contienda, desacreditado por uno y otro bando en función de si sus decisiones
les favorecen o no. Y que en su seno también enfrenta problemas graves.
Durante
el examen de conocimientos aplicado en días pasados a los aspirantes a
integrarse al Servicio Profesional Electoral Nacional del INE, se presentaron
irregularidades tales como la ausencia de controles para evitar trampas,
evidenciando un muy endeble mecanismo de seguridad para dicha evaluación.
Este
reportero tuvo acceso a fotografías en las que presuntamente un sustentante grababa
la pantalla de la computadora en la que presentaba su examen con una cámara, a
través de la cual habría transmitido las preguntas y las opciones de respuesta
para que alguien más las verificase y le indicara cuál era la correcta.
Comprobar
fehacientemente la estafa es casi imposible. Sin embargo, de acuerdo con
algunos de los aspirantes, hay un alto número de calificaciones de excelencia
en el apartado de conocimientos generales del examen en cuestión, situación
anómala en evaluaciones de este tipo y por lo cual existen ya denuncias ante el
Órgano Interno de Control en contra de la Dirección Ejecutiva del Servicio
Profesional Electoral y del propio Consejo General del INE.
Y éste
es el escenario en el cual inició el proceso electoral que determinará el
destino inmediato de México. Un muy mal comienzo.