Productos orgánicos, ¿nuevos?.
Norma Carretero Rojano
Hace unos días, degustando una exquisita comida con mi pequeño hijo, salió el tema de los ya tan cotizados “productos orgánicos”, incluso en la ciudad de México existen restaurantes que ofrecen platillos preparados con este tipo de insumos; platillos que oscilan entre los trescientos y cuatrocientos pesos por sencillos que estos sean y, que además, la gente gustosa paga en aras de una buena alimentación o, ¿estatus?.
Para las nuevas generaciones causan gran furor y es que lamentablemente ya no les tocó crecer y alimentarse con productos tan sanos de manera natural. Gran sorpresa expresó el rostro de mi hijo cuando le dije categóricamente: primero, ¿sabes que es un producto orgánico?, titubeando un poco me dio algunas de sus características y, segundo, le conté que cuando niña, estos productos que ahora se les denomina “orgánicos”, era lo que uno encontraba en el mercado y sin el alto precio de la actualidad. Mi generación, puedo decir, que nos alimentamos con productos de esta naturaleza y sin tener que pagar el excedente que ahora se paga por adquirirlos, pues un “productos orgánico” es el que se cultiva sin fertilizantes, básicamente; que en antaño, nuestra tierra los producía de manera natural, sin químicos ni productos raros para generar mayores volúmenes de producción y tamaño.
Lo cierto es que están de moda y los mercados hacen su parte creando en las sociedades necesidades raras, bueno, no encuentro otro calificativo. Quizás resulto a veces demasiado simplista y rompo con la magia del momento y el embrujo de la mercadotecnia, como opinan mis hijos.
A mi estómago poco le importa la inmortalidad. Heinrich Heine, (1797-1856). Poeta y crítico alemán.
Fe de erratas,
publicación del 12 de junio de 2015:
Puerto Madero, Baja California…
Deberá decir:
Puerto Nuevo, Baja California…
E mail: normacarreterorojano@hotmail.com