¡QUE REPIQUEN LAS CAMPANAS, ES NAVIDAD!
¡QUE REPIQUEN LAS CAMPANAS, ES NAVIDAD!
Pbro.
José Manuel Sauzo Reyes
El
jueves 24 de diciembre de 2020 celebraremos la NOCHE BUENA, la noche del
nacimiento del Hijo de Dios que ha traído paz, alegría, reconciliación y
esperanza a toda la humanidad, esa noche santa repicarán las campanas y toda la
comunidad cristiana está llamada a contemplar esta epifanía del amor de Dios
revelada en Belén de Judá.
En
los portales de Belén presentes en los hogares, las Iglesias y algunas plazas
públicas contemplamos las imágenes de José y María que nos muestran al hijo de
Dios recostado en un pesebre. Ese signo maravilloso nos recuerda qué es lo
central en estos días. El centro de las fiestas navideñas es EL NACIMIENTO DE
JESÚS.
Los
portales de Belén son como una voz que despierta y anima todos los corazones
abatidos, afligidos, cansados y rotos. En medio de la obscuridad de aquella
noche buena Dios nos habló por medio del su hijo Jesús. Esa voz de Dios no la
puede ni la debe apagar ninguna calamidad por difícil que parezca. La voz de
Dios debe resonar siempre porque además es una palabra creadora. Todo lo que
dice lo hace.

En
la noche buena, el repicar de las campanas de navidad nos remitirá a la gruta
de Belén donde ha sucedido el misterio del nacimiento del hijo de Dios por
medio del cual Dios se ha acercado a la humanidad para compartirnos su gloria.
En ese sentido, las campanas nos recuerdan que Dios está cerca para
protegernos, para ayudarnos y consolarnos; las campanas nos recuerdan que
alguien en algún lugar sagrado está orando por ti al creador de todas las
cosas, de esta manera, el sonido de las campanas genera esperanza, alegría y
gozo, al escuchar el repicar de las campanas los corazones que sufren se llenan
de aliento y de consuelo. Las campanas son como un bálsamo divino que cura los
corazones destrozados. Por eso, ¡que no dejen de sonar las campanas!

En
navidad, la ternura de Dios se manifiesta a toda la humanidad por medio de la
imagen del “niño Dios”. San Juan evangelista lo expresa de esta manera: “El
verbo de Dios se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (Jn 1, 4). Dios
asume la condición humana para redimirnos del pecado, transformar la realidad y
alejar de nosotros todo signo de oscuridad. El verbo de Dios se hizo carne y
puso su morada entre nosotros para dignificar la nuestra.
Ciertamente,
celebraremos la navidad en medio de una realidad desafiante y difícil. Miles de
hogares mexicanos han sufrido alguna pérdida. Según cifras oficiales, son más
de 117 mil muertos, por causa de un mal manejo de la crisis sanitaria causada
por el COVID-19.