¿QUIÉN ES EL QUE ANDA AHÍ?…
Don Tiburcio Gabilondo, cuyo domicilio se ubicó cerca de la Catedral de San Miguel en el primer cuadro de la ciudad de Orizaba, ese 6 de octubre de 1907, repartió puros a sus amigos para festejar que su señora esposa doña Emilia Soler, le había dado un hijo. Después de presentarlo ante el Registro Civil, lo bautizaron con el nombre de Francisco José, de apellidos Gabilondo Soler.
El bullicioso Francisco, se distinguió por ser un amante de la fodonguez, y eso de ir a la escuela, no le gustaba nadita. En cambio, cuando descubrió al danés Hans Christian Andersen y “el soldadito de plomo” con “la sirenita”, se convirtió en lector empedernido. Se hizo amigo de «Hansel y Gretel», de los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm, de las obras de los franceses Julio Verne y Alejandro Dumas, así como de las aventuras piratescas del italiano Don Emilio Salgari.
La virtud del aprendizaje fue su aliada, por eso en las matemáticas, en la geografía, en la astronomía y en la música, fue un autodidacta. Muy joven y con la habilidad de tocar el piano, se lanza a New Orleans a divertirse con el jazz y a raspar suela con el Fox Trot. A su regreso ya es un especialista en hacer arreglos musicales, por lo cual decide establecerse en la Ciudad de México.
Convencer en 1934 al abuelo del Emilito Azcárraga Jean, para que le diera chance de hacer un programa infantil en la XEW, no fue tarea fácil, pero tampoco imposible. Con la imposición del vasto talento que lo acompañaba, le cantó a la niñez mexicana por siete años consecutivos.
Amigos, don Francisco Gabilondo Soler dominó todos los ritmos musicales: el vals, la polka, las marchas, baladas, tangos, blues, y lo seductor de este asunto, es que en la actualidad muchos abuelos les regalamos a nuestros nietos los cuentos y las canciones de CRI CRI, siendo aún un embeleso escuchar la pregunta: ¿QUIÉN ES EL QUE ANDA AHÍ?… ¿O no?.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
Ahí manda un solo de piano el DJ.