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RABIA Y SUMISIÓN

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RABIA Y SUMISIÓN

Pedro Peñaloza

“El sabio puede cambiar de opinión.

El necio, nunca”.

Kant

 

En un contexto borrascoso, plagado de amenazas, desplantes autoritarios y linchamientos desde el poder presidencial, los suspirantes inventados por López Obrador comienzan a exhibir públicamente sus pretensiones. En efecto, el esquema de sumisión de las corcholatas comienza a tener ciertas cuarteaduras. Un candidato pretende modificar la ruta para evadir la imposición y sortear el dedazo. Nos referimos a los gritos de Marcelo Ebrard, quien está exigiendo públicamente reglas claras para llevar a cabo las encuestas prometidas y detener la “ley de la selva”, dice él. Su reclamo se ha enfrentado a respuestas burocráticas y evasivas del pequeño administrador de Morena, Mario Delgado, quien únicamente responde a las órdenes de Palacio.

En contraste, la favorita de Palacio, Claudia Sheinbaum, se niega a construir una ruta que implique renunciar a cargos. Ella sabe que sin la poderosa plataforma que proyecta el gobierno de la CDMX se reducirían sus posibilidades de impacto mediático. Aunque esto le puede jugar en contra, todavía le pesa y le pesará el desastre y los muertos del metro en su gobierno.

Por su parte, las otras dos “corcholatas” no representan problema alguno. Adán Augusto es un simple golpeador y candidato ideal para reproducir las órdenes de su paisano; y Monreal, después de la palmadita de AMLO, desnudó su abyección y con alguna promesa de cargo lo ha llevado a ser un fiel guardián que protegerá los intereses del presidente. Hasta planteó la posibilidad de enjuiciar a los ministros de la Suprema Corte.

Ahora bien, las derrotas en el tribunal constitucional han enervado al presidente y cada día se ve más irascible e incontrolable. La reivindicación a los métodos primitivos de los legisladores morenistas dibuja su talante antidemocrático. Por ello, ratificó su intención de buscar desaparecer la autonomía del poder judicial y contar con un Congreso de la Unión al servicio de su proyecto, sin oposición, sólo él y su sombra.

Sin embargo, para concretar sus planes el tabasqueño requiere de un partido unificado, por lo que, es posible que apueste por “un candidato de unidad”, pero a la vez incondicional, donde encuentre impunidad para él y los suyos. ¿Aceptará Ebrard una imposición? Marcelo sabe lo vengativo que es López Obrador y es capaz de intentar llevarlo a la cárcel si no se alinea a las órdenes del “movimiento”.

En tanto, la oposición se encuentra atrapada en la inercia de satisfacer egos y cuotas, reproduciendo la añeja cultura política que descansa en tener miras estrechas y sectarias. No han entendido la potencialidad del descontento social y caminan en sentido opuesto.

@pedro_penaloz