Rafael Vela, aspirante a la Rectoría de la UV: transa y tramposo
Rafael Vela, aspirante a la Rectoría de la UV: transa y tramposo
Por Edgar Hernández*
Con el consentimiento
del gobernador Cuitláhuac García, el aval de una parte del Consejo
Universitario y el padrinazgo del exrector de la UV, Raúl Arias Lovillo, Rafael
Vela Martínez, busca con engaños y trampas, encabezar la Rectoría de la máxima
casa de estudios de Veracruz. Tras su aspiración esconde una nube de mentiras,
verdades a medias y un prestigio puesto en tela de juicio por la propia
comunidad universitaria. Le apuesta a la Rectoría por la Universidad
Veracruzana ostentando un doctorado obtenido en una Universidad abierta
“patito” de San Luis Potosí, la misma que por una módica suma de 25 mil pesos
otorgó doctorados a conocidos políticos de la época de la Fidelidad.
Hoy toma vuelo rumbo
a la Rectoría con el impulso de un grupo de acelerados teniendo como cabeza de
playa al exrector Raúl Arias, quien en el pasado ha tenido serios desencuentros
con la Rectora saliente Sara Ladrón de Guevara, por no haberle permitido ser miembro
de la Junta de Gobierno. Y si no fuera tan crucial la próxima rectoría para el
futuro de la educación superior de Veracruz no tendría sentido buscar al mejor
candidato y que la institución siguiera con su camino de mediocridad, pero
resulta que el regreso de Arias Lovillo, por interpósita persona, dejaría a la
UV sumida en el marasmo burocrático, según estima la comunidad universitaria.
El punto, sin
embargo, es la singular historia del aspirante Rafael Vela, quien es del
dominio público que tiene problemas por su manera de beber y su carácter
atravesado. Durante el gobierno de dos años de Miguel Ángel Yunes Linares,
fungió como subsecretario en Sedesol, encargado de hacer los estudios para
mejorar los programas de desarrollo social. Fue, sin embargo, despedido porque
dichos estudios, propiedad del Gobierno del Estado, los registró como suyos en
la Dirección General de Derechos de Autor, en complicidad con Darío Fabián
Hernández González, otro de los aspirantes a encabeza esa máxima casa de
estudios.
Los libros publicados
por este individuo no le pertenecen siquiera a la UV. Ésta última no puede
publicar obras sin el registro oficial de la Dirección General de
Investigaciones. Por esa razón los publica a través del Colegio de Veracruz,
una institución que no genera conocimiento de investigaciones propias.
En resumen: las
complicidades y transas se registran en un ambiente académico por proceso de
definiciones y sería funesto que la UV en lugar de regenerarse sea hundida por
complicidades de fechorías. De hecho, ya
mismo se observa que el periodo de la saliente, Sara Ladrón de Guevara se ha
visto plagado de sospechas.
En días pasados el
Órgano de Fiscalización Superior, observó un faltante de 1.6 millones de pesos
en el 2019 y habría que ver cómo están los números de sus años de su gestión. Sara
cobró inusitada fama hace tres años por una residencia que de la noche a la
mañana compró en 12 millones de pesos con los “ahorros” de ella y de su esposo,
quedando bajo sospecha. De ello tomó conocimiento la opinión pública
veracruzana el 7 de mayo de 2018 cuando el columnista Armando Ortiz reseñó de
esta manera la compra de la mansión:
“La humilde casa y
terreno de Sara (Ladrón de Guevara) se encuentran en la calle Corregidora de
esta ciudad de Xalapa, con superficie remanente de tres mil 547 metros 35
centímetros cuadrados, a un precio de 12 millones de pesos. Cómo ve usted, tal
parece que esta funcionaria se quedó acostumbrada a las mañas, perdón,
costumbres de los duartistas. Lo curioso, y eso lo recalca muy bien el
memorándum de Gobernantes, de que en los «primeros cuatro años de su rectorado,
Sara Ladrón de Guevara habría ingresado a su cuenta la cantidad de 9 millones
376 mil 704 pesos, cifra que, incluso sin gastar un solo peso, no le alcanzaría
para cubrir los 12 millones de pesos de la propiedad adquirida»
En airada respuesta
de la académica precisaría:
“La mitad la compró
mi esposo, mi esposo tiene más de 50 años de trabajo, yo tengo más de 30 años
de trabajo, fui secretaria Académica, Rectora de la Universidad y cumplí diez
años de directora del Museo de Antropología de Xalapa, con más de 30 años de
servicio y no es una compra que efectué sola, sino a la mitad, no soy el único
sustento de la familia y es un asunto de patrimonio personal y familiar que
cada centavo, tiene una procedencia honesta y corresponde a nuestro patrimonio
familiar”.
En la lista de
aspirantes a la Rectoría de la UV, un par de ellos con amplio prestigio
académico, se encuentran José Luis Cuervas Galloso, Héctor Coronel Brizio,
Beatriz Lira Rocas, Héctor Narave Flores y la eterna aspirante Rocío Ojeda
Callado.
Ese es pues, el
escenario del botín de la UV.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo