RAMS GANAN EL SUPER BOWL
RAMS GANAN EL SUPER BOWL
Las
ofensivas ganan partidos, los equipos especiales te llevan al Super Bowl, pero
las defensivas ganan campeonatos. Ajena a la capacidad que demostraron toda la
temporada para capturar quarterbacks, la muralla de los Rams estuvo apagada
durante la mitad del Super Bowl LVI.
Aletargada, fuera de sí, imprecisa. La defensa
que comanda Aaron Donald simplemente no se halló en los primeros treinta
minutos en el SoFi Stadium, pero respondió en el momento justo. Con 43 segundos en el reloj y el marcador
23-20 en contra, Cincinnati se jugaba la temporada en la que se convirtió en
«Cenicienta», ante todo y contra todo.
Era cuarta y una yarda por avanzar con el balón
casi a la mitad del terreno. Joe Burrow y sus Bengals necesitaban,
desesperadamente, acercar el balón al rango de su pateador, el novato Evan
McPherson, quien acertó los 14 intentos de gol de campo que hizo en los Playoffs,
¿que sería uno más?
Con la tensión al máximo en el SoFi Stadium de
Los Ángeles, Burrow tomó el balón en busca de un pase, pero Donald tenía otros
planes.
El imponente defensivo salió a la caza de Burrow,
quien, ante la inminente captura, terminó enviando el balón sin rumbo,
sentenciando su primera derrota en Playoffs, la más dolorosa.
La grada explotó con la octava captura de Joe,
récord en un Super Bowl, pues su caída significaba el segundo campeonato para
los Rams, el primero como franquicia de Los Ángeles.
Desde la banca, Matt Stafford saltó hacia el
campo para festejar junto a Cooper Kupp, el eventual Jugador Más Valioso, cuya
intervención en la serie ofensiva que le dio ventaja definitiva a los Carneros
demostró las razones que lo convirtieron en el Jugador Ofensivo del Año.
La recepción de una yarda con la que Kupp puso en
ventaja a los Rams por 23-20 en casa fue la cereza en el pastel de una serie
ofensiva que, entre recepciones y castigos, dejó la mesa servida para un final
feliz en Inglewood, California, donde 70 mil 48 personas atiborraron el estadio
más costoso de la Liga para ver el desenlace de una campaña más larga, más
intensa y más explosiva que ninguna otra.
Al final, quedarán como anécdotas la lesión de
Odell Beckham Jr., el castigo fantasma en el segundo touchdown de los Bengals y
las múltiples imprecisiones ofensivas de Stafford y sus receptores: el
campeonato se queda en la Costa Oeste.
Para Cincinnati y Joe Burrow, este puede ser el
inicio de una exitosa carrera como jefes de la Conferencia Americana, o la
chispa que prenda el verdadero potencial de un equipo que nunca dejó de luchar.