Reflexión de la familia ante la pérdida del empleo.
Reflexión de la familia ante la pérdida del empleo.
Por Lic. Gloria Davila Galicia.
Como
consecuencia de la desaceleración económica mundial provocada por la COVID-19,
muchas familias están enfrentando hoy respecto de uno o varios miembros, la
pérdida de su empleo y por lo tanto de sus ingresos.
La
vida de una persona está compuesta de varias áreas que interactúan como son, la
espiritual, la familia, la pareja, los amigos, la salud, el ocio, el desarrollo
personal y el trabajo.
El
duelo por la pérdida del empleo, crea temor y dolor, origina pensamientos y
sentimientos negativos, como el enojo y la tristeza, que se transforman en
depresión, ansiedad, perdida de la confianza en sí mismo, desilusión,
desesperanza y abandono.
La
fe permite dar sentido, significado y orden a las cosas que suceden, es un
factor positivo para superar el duelo, una fe madura no sólo aligera el peso de
la perdida, sino que da esperanza, confianza y permite encontrar otro sentido a
la vida.
Mateo
10:28 “Nada temáis a los que matan al cuerpo y no pueden matar el alma. Temed
antes al que puede arrojar alma y cuerpo en el infierno”.
Nadie
nos preguntó si queríamos estar en la situación en la que nos encontramos, pero
cuando no se puede cambiar la situación, el desafío es cambiarse uno mismo,
desarrollar resiliencia, innovar y fomentar la cooperación para poder salir de
una crisis fortalecido.
La
resiliencia permite afrontar y superar los eventos desestabilizadores y
reorganizar positivamente la vida, para ello es necesario responder a las preguntas
¿Quién soy ahora? ¿Cuáles son mis fortalezas y valores? ¿Cuál es mi visión del
mundo y de sí mismo?
Hacer
un alto en el camino es bueno para alimentar las raíces que le sostienen. La
actitud positiva conduce a la esperanza, una conducta proactiva le ayudará a
recuperar su seguridad y la reflexión de experiencias anteriores le servirá
para rescatar la fuerza interior que lo impulsará a salir adelante.
Aceptar
el cambio es parte de la vida el valor de la persona está en su condición
humana, no en su labor productiva. Como dicen, hay que afilar la sierra, las
personas deben renovarse, física, mental y espiritualmente.
Es
recomendable utilizar el tiempo del que se dispone para innovar, buscar entre
sus fortalezas un plan B para trabajar, aprender cosas nuevas, modificar
planes, trazar nuevos objetivos, trabajar sus emociones, recuperar la fuerza
interior, cambiar estilos de vida en favor de su salud, establecer un horario
para buscar un nuevo empleo, leer, y sobre todo fortalecer su red de apoyo.
La
familia es la principal red de apoyo frente a esta situación, tener un dialogo
abierto para expresar los miedos y sentimientos ayuda a propiciar la
comprensión, apoyo y cooperación entre los miembros, para replantear
compromisos, retos y prioridades.
El
mundo como lo conocíamos ya no existe, esta crisis puede ser una oportunidad
para entregar sus mejores recursos para fortalecer su tejido familiar, siendo
inspiración de sus integrantes para salir y sacar adelante los retos que
plantea el futuro próximo.