Cinergia

RESEÑA – GAME OF THRONES, TEMPORADA 8 – ‘THE LAST OF THE STARKS’

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‘¡DRACARYS!

 

Por: Pablo Contreras Sánchez

 

 

 

 

 

ADVERTENCIA: ESTA RESEÑA CONTIENE SPOILERS

Si algo demostró ‘The Last of the Starks’ a Daenerys, Jon, Tyrion y compañía, fue que detener un ejército milenario de zombies de hielo sería, quizá, la menor de sus preocupaciones. Tras un episodio cargado de acción, muerte y oscuridad (Tanto literal como en sentido figurado), la serie nos devuelve la intriga política, estrategia militar y alianzas cambiantes que la hacen grande, pero con solo dos episodios restantes, ¿serán suficientes dos horas y cuarenta minutos para concluir satisfactoriamente ocho años de ‘Game of Thrones’?

Empecemos recapitulando: El episodio arranca con un emotivo funeral, donde los sobrevivientes de la batalla de Winterfell (¡Ghost incluido!) honran, y posteriormente, queman a sus caídos. Destacan Sansa colocando el sello de la casa Stark en el cuerpo de Theon, consolidándolo como parte de su familia, y Daenerys susurrando algo inaudible al oído de Ser Jorah, al estilo ‘Lost in Translation’. Nuestros protagonistas no se afligen por mucho tiempo, ya que el nombramiento de Gendry como Lord Baratheon de Bastión de Tormentas en la escena siguiente da inicio a una fiesta, donde ocurren un puñado de interacciones y pequeños momentos entre personajes que ya anticipaban los fans, incluyendo la resolución al triángulo amoroso entre Jaime, Brienne y Tormund (Más sobre ellos más adelante) y una propuesta de matrimonio formal de Gendry a Arya, quien continúa demostrando que es una jefa, al rechazarlo diciendo que ella no es una dama y que nunca lo ha sido. Al día siguiente, el grupo se reúne para discutir y planear el ataque hacia su próximo objetivo: Cersei Lannister, quien aún se sienta en e Trono de Hierro. Pero, como era de esperarse, los conflictos y desacuerdos entre Daenerys y los Stark siguen creciendo y empeorando cada vez más. Aquí, Jon encara la difícil decisión de revelarle la verdad sobre su linaje a Sansa y Arya, a sabiendas de que hacerlo las motivaría a cuestionar todavía más la autoridad de Daenerys, siendo que Jon es el heredero legítimo al Trono de Hierro, así él prefiera no reclamarlo. Pero los Stark nos son los únicos en dar la espalda a Dany, ya que Lord Varys expresa sus inquietudes a Tyrion, uno de los últimos sirvientes leales a la Rompecadenas, cuando ésta empieza a recordarle de más a su padre, el Rey Loco, declarando sus intenciones de no perdonar vidas inocentes en su lucha contra Cersei de ser necesario. Y es que Daenerys ha estado lidiando con mucho últimamente: las muerte de Ser Jorah, la mitad de su ejército, y para el final del episodio, también las de otro de sus dragones (Q.E.P.D. Rhaegal) y Missandei. A lo anterior, sumemos la revelación de que el hombre que ama puede arrebatarle todo por lo que ha estado luchando durante toda su vida, y encima, es su sobrino. Durante el episodio también pudimos ver a Tyrion ofrecer Altojardín a Bronn, quien llega a una cantina buscando matarlo a él y a Jaime por órdenes de Cersei, a cambio de que les perdone la vida, así como una serie de despedidas entre Jon, Tormund, Sam, Gilly (Quien espera un bebé) y Ghost, antes de que ‘el último de los Stark’ cabalgara hacia Desembarco del Rey. Si leer este gigantesco párrafo te dio la impresión de que sucedieron demasiadas cosas en un solo episodio, es porque así fue. Y es que después de que la primera mitad de la temporada se centrara casi exclusivamente en Winterfell (Con breves participaciones y menciones de Cersei, Euron y sus huestes aquí y allá), ‘The Last of the Starks’ da la impresión de que la serie está intentando ponerse al corriente consigo misma.

Desde la séptima temporada, hemos visto a personajes prácticamente tele-transportarse de un lugar a otro, lo cual es discordante en un Westeros cuyo tamaño es equiparable al de un continente. Travesías que, en temporadas anteriores, les tomaban semanas o incluso meses, aquí se consuman de una escena a otra, en lo que se siente, a lo mucho, como un par de días. Esto quita a la serie el tipo de realismo que es necesario para no perder el piso en un programa con dragones y zombies de hielo, así como el desarrollo de personajes que nos hizo encariñarnos con ellos en primer lugar. Quizá no hay mejor ejemplo de esto que la relación entre Jaime y Brienne, la cual fue finalmente consumada en este episodio después de ser establecida cinco temporadas atrás, tan sólo para que, un par de escenas más tarde, Jaime decidiera abandonarla para volver por Cersei. No pude dejar de preguntarme qué había ocurrido en el lapso de tiempo indefinido entre dichas escenas para orillar a Jaime a dejar de actuar como él mismo de repente. Lo anterior es entendible, pues esta temporada tuvo menos episodios que cualquier otra (Si bien, de mayor duración) y con el final a dos semanas de distancia, la presión de cerrar las múltiples subtramas es

mayor que nunca, pero el programa lo está haciendo a expensas del desarrollo de personajes y una sucesión de eventos coherente.

No puedo concluir sin mencionar los excelentes minutos finales del episodio, los cuales disiparon toda duda restante de que Cersei es digna de ser la rival a vencer en el gran final de ‘Game of Thrones’, con una tensa escena donde Tyrion, cuya ‘armadura de la trama’ es más fuerte aquí que nunca (Parte de mí lo agradece, pues se trata de mi personaje favorito) intenta apelar al lado humano de su hermana, pidiéndole que se rinda y con ello, evite una masacre, sólo para acabar sorprendiéndose cuando ella lo ignora y ordena la ejecución de Missandei frente a él, Daenerys, Gusano Gris y los Inmaculados.

Aún con su ritmo apresurado, que resiente el número reducido de episodios, y una que otra decisión cuestionable tomada por los personajes (Jon Snow es el peor guardando secretos en todos los Siete Reinos), ‘The Last of the Starks’ trajo de vuelta la intriga política que hace grande al programa, al mismo tiempo que prepara el escenario para un conflicto en el que nuestros personajes favoritos podrían no correr con la misma suerte que en la batalla de Winterfell. El penúltimo episodio de ‘Game of Thrones’ se transmitirá el próximo domingo 12 de mayo a las 8:00 PM por HBO.

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