Ríos Uribe, el madreador
Ríos Uribe, el madreador
Por Edgar Hernández*
¡Su dolce vita, entre drogas y golpizas
a su esposa!
Surgido de la nada, como lo
han sido tantos “cacalovers” en el presente sexenio, el diputado Rubén Ríos
Uribe, Presidente del Congreso del estado y, según él, próximo alcalde de
Córdoba, cobra fama y no precisamente por lo buen legislador que es o por su
atractivo físico, sino por su adicción a las drogas y ya borracho, por madrear
a su esposa.
Así, la 4T ha transitado en
Veracruz en los últimos 23 meses, entre el abuso de poder y el machismo
arrabalero; entre la mariconería y el saqueo a las arcas públicas.
Informaciones procedentes de
la zona de las altas montañas dan cuenta –vía periodistas digitales, Plumas
Libres- que el diputado por MORENA Rubén Ríos Uribe, flamante presidente de la
mesa directiva del Congreso local, fue denunciado por parte de su pareja Andrea Ramírez Soto de agresiones
verbales y violencia física.
En síntesis, de propinarle repetidas
madrizas cada que llega a su casa en estado inconveniente.
La pregunta es ¿Qué tan
inconveniente o conveniente le resulta a este rubicundo legislador hoy tan
arropado por la prensa arrodillada que califica como falsa la versión?
Bueno, pues por lo pronto a
reserva de mejorar su versión, la golpeada y humillada Andrea Ramírez Soto, se fue a declarar ante
la Fiscalía General del estado, con sede en la ciudad de #Córdoba, que
“desde hace algún tiempo Rubén Ríos me maltrata física y psicológicamente”.
“Desde que asumió el cargo
de diputado local por MORENA llega
con más frecuencia en estado de ebriedad y hasta drogado”, consigna en actas.
Y cuando ella le pregunta por qué llega así,
él le responde que NO tiene ningún derecho a reclamarle, porque para eso la
mantiene y para eso es diputado y que el gobierno NO le hará nada porque es diputado por MORENA.
Tal
vez tenga razón este fino caballero en cuanto a que su pandilla no le haga
nada, el punto es ¿hasta cuándo?..
Hasta
cuándo habrá de durarle la prepotencia y el dinero que gasta a raudales antes de
que lo regresen en burro a su pueblo; antes de que retorne a la modesta aula
donde daba clases a esperar que la tómbola lo bendiga.
Hoy
por lo pronto, entre sus efluvios de poder, asoma el verdadero rostro de esta
persona de singular presencia.
Andrea se presentó ante las
autoridades con la cara inflamada, según lo muestran las fotografías que le
tomaron en la Fiscalía. “Me pegó con los puños cerrados en toda la cara. Me la
dejó morada y con un ojo semicerrado todo inflamado. No puedo ni abrirlo por
los golpes tan fuertes que me pegó Rubén Ríos mismos que me ocasionaron
desprendimiento de retina”, declaró.
“¡Falso!”, escribieron sus
colegas periodistas porque ha de saber usted que a Ríos Uribe también le da por
escribir columnas. “¡Son fakenews!”, publican profusamente los escribanos,
quien en una de esas ni siquiera saben que es eso de “fake”.
Andrea, sin embargo, no
modifica su declaración o se echa para atrás:
“Me dio de patadas en el cuerpo, en la espalda y el abdomen y cada vez me
golpea con más salvajismo y al otro día como si nada hubiese pasado”.
La víctima se manifiesta cansada de tantos golpes que le pega su
amasio cada vez que “el señor diputado” se le pega la gana.
Andrea espera que la fiscal
Verónica Hernández proceda en la investigación y derrumbe la versión del
legislador que se dice intocable por ser de MORENA y que “la próxima vez
me va a matar”.
Así, muy seguramente Andrea
va a tener que esperar sentada porque Verónica aun no acusa recibo y, como dice
don Teofilito, ni acusará ya que es cómplice y de parte del diputadete, convencido de que es el “papas
fritas” de Cuitláhuac y compañía, pues a seguir chupando que el mundo se va a
acabar.
Tiempo al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo