Rodolfo Stavenhagen Gruenbaum (1932-2016)
René Sánchez García.
En el mes de marzo del año de 1979, conocí en Xalapa, Veracruz al Dr. Rodolfo Stavenhagen Gruenbaum, en la inauguración del Seminario de Especialización en Desarrollo de Culturas Regionales (Evento del Programa de Desarrollo Cultural de los Grupos Étnicos en el Estado de Veracruz), auspiciado por la Secretaría de Educación Pública y la Universidad Veracruzana. Dicho evento se celebró del 19 de marzo al 20 de abril de ese año, dentro de las instalaciones del Museo de Antropología, curso que tenía como objetivo primordial preparar promotores culturales para los distintos grupos étnicos asentados en nuestro Estado. En aquel momento de mi asistencia al Seminario, el Doctor Stavenhagen se desempeñaba como Director General de Culturas Populares de la SEP. Recuerdo que su plática versó en la defensa de los pueblos indígenas de México y Latinoamérica, mismos que se encontraban seriamente amenazados por las malas políticas gubernamentales, la militarización y los constantes golpes de estado.
Hace unos pocos días, leyendo las páginas de La Jornada, me enteré que dicho investigador, académico y ensayista, había fallecido el sábado 5 de noviembre en su casa de Cuernavaca, Morelos, a la edad de 84 años. El teórico especializado en los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, había nacido el 29 de agosto de 1932 en Fráncfort, Alemania. Llegó a México en 1940 a causa de los problemas surgidos durante la segunda guerra mundial en Europa. Aquí realizó sus estudios básicos para luego estudiar Sociología en la UNAM. Poco después estudió Artes en la Universidad de Chicago, su maestría en Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y su doctorado en Sociología en la Universidad de París. Aparte de sus importantes aportes teóricos referentes a la situación de los indígenas dentro lo que se llamó colonialismo interno, se le considera un constructor de instituciones para la defensa de los derechos de los pueblos indios, así como una figura clave dentro del pensamiento latinoamericano.
Desde muy joven (1965) se incorporó como miembro académico de El Colegio de México (Colmex), fue allí uno de los fundadores del Centro de Estudios Sociológicos, siendo más tarde su directivo. Igual fue docente por muchos años en la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor invitado en las universidades de Harvard, Stanford, París, Ginebra y la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, entre otras. Aquí en nuestro país, perteneció al Sistema Nacional de Investigadores en su nivel más alto, gracias a su trabajo de campo realizado, a sus obras publicadas, a su continua labor docente en instituciones de educación superior, pero sobretodo, por sus estudios, publicaciones y su labor en defensa de los pueblos indígenas latinoamericanos.
Durante su larga y fructífera vida ocupó importantes cargos institucionales. Se le recuerda como Subdirector general de la UNESCO para las Ciencias Sociales; Vicepresidente del Instituto Interamericano de Derechos Humanos; miembro del Consejo Nacional de los Derechos Humanos; Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); Presidente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flasco); Director general de Culturas Populares de la SEP; y Presidente del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe. Recibió en vida innumerables reconocimientos y premios, así como el Doctorado Honoris Causa por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Cuenta con una vasta producción teórica publicada. La gran mayoría de sus artículos y ensayos se encuentran en varias revistas universitarias del país y del extranjero, así como en la sección cultura de varios diarios y revistas informativas, tanto en alemán, inglés, francés y español. Se recuerdan obras clásicas como: Siete tesis equivocadas sobre América Latina; La cuestión étnica y derechos humanos de los pueblos indígenas; Conflictos étnicos y Estado nacional; Los pueblos originarios: el debate necesario; Historia y futuro de la Declaración de la ONU sobre Pueblos Indígenas; entre otras muchas más.
Algunas instituciones y universidades preparan ya sus homenajes a éste gran personaje, que dedicó por completo su vida al estudio y defensa de los indígenas. Ahora ya descansa en paz nuestro estimado e inolvidable huehue, calificativo de cariño que le asignaron muchos de estos hombres verdaderos que aún sufren los embates de aquella nociva conquista española y el olvido de “nuestras” instituciones políticas y culturales actuales.
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