RTV
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Línea Caliente
Por
Edgar Hernández*
Con más coraje que tristeza
los rescatadores del viejo Canal 4+, hoy Radio y Televisión de Veracruz –RTV- y
la opinión pública misma, observamos como gracias a un tarado, su director Víctor
Hugo Cisneros y la bola de ignorantes que lo rodean, olvidaron hacer un simple
trámite burocrático lo cual dio origen a que la televisora saliera del aire.
La televisora del gobierno
que arrancó en los ochenta gracias al impulso del gobernador Rafael Hernández
Ochoa, que dejó en el abandono Agustín Acosta Lagunes y rescató Fernando
Gutiérrez Barrios, ahora en manos de Cuitláhuac García, olvidó la renovación de
la concesión por tener al frente de la televisora a un recomendado, al sobrino
del Bola #8.
Fácil se le hizo a
Cuitláhuac, en una primera instancia, echarle la culpa a Miguel Angel Yunes,
para justificar una vez más sus burradas, para después de publicarse que desde
hace cuatro años debió hacerse el trámite y finalmente hacer como que no
entendieron que dicha concesión de la emisora, que es permisionaria, tiene que
renovarse cada 20 años.
¿Por qué el olvido?
La respuesta está en que
llegó a la emisora –como ha sido la tónica- un familiar de un alto funcionario.
Víctor Hugo Cisneros, un
golfo que la casualidad de la vida lo colocó al frente de RTV, no por su
talento sino por ser sobrino del Bola #8, el tristemente célebre Secretario de
Gobierno, Eric Cisneros.
Cisneros, fiel a la política
impuesta por la 4T, alentada por el propio Cuitláhuac de apoyar, prohijar e
incrustar a la familia hasta tercer grado, jamás pensó que cuando se recomienda
a alguien, aunque sea el huevón de la familia, se debe preparar o, mínimo,
rodearse de gente que lo asesore en lo elemental.
Pero no.
Como todo lo que hace el
gobierno es al madrazo, pues para qué preocuparse. Si esa es la política de
Cuitláhuac y su alter ego, el Bola #8, así que, por qué tendría que aplicarse
si con meter a la nómina a sus familiares, amigos y vecinos basta.
Ahora, después del niño
ahogado y luego de perder la cobertura que prácticamente cubría al 90 por
ciento del territorio veracruzano –en 1987, cuando se rescató, tenía el 9 por
ciento de audiencia, dos años después se dejó en 70 por ciento y cuando Miguel
Alemán llegó al 90%- se anuncia el regreso de la señal de RTV con cambio de
siglas las cuales serán XHCPO-TDT- por disposición del Instituto Federal de
Telecomunicaciones.
Será una concesión nueva ya
que la original la dejaron perder.
El sobrino del Bola #8
sostiene que “El programa de bandas y frecuencias de la IFT se hace con dos
años de anticipación, según sus reglas” ¿Por qué carambas entonces no se
aplicaron a la renovación si llegaron hace tres años?
“Es culpa de la burocracia”,
se defiende este atarantado.
Luego su sesudo argumento:
“Imagínate la cara que puse
cuando el jurídico me dijo: director, no renovaron la concesión. Me quedé con
la cara de whats, ¿Qué, qué? ¿Cómo? ¿Es neta? Inverosímil de entrada creerlo,
porque sin concesión no hay televisión”.
Ese es el lenguaje con que
se justifica el responsable de enviar una señal de televisión a más de ocho
millones de veracruzanos ¡Vaya pendejo!
El gobernador está por la
misma.
En la propia conferencia en
Palacio donde se hizo bolas el sobrino del Bola #8, Cuitláhuac sostuvo que se
ocultó que perdieron la concesión pues “otros” les podrían ganar dicho permiso.
¿Quién podría ocultar un
trámite que obligadamente se debería a hacer cada 20 años? ¿Es que los abogados
de la emisora de manera obligada no deberían revisar y estar al tanto el
estatus jurídico de RTV? ¿Acaso no sabe el gobernador que nada se gana con
ocultar ya que los permisos de las televisoras estatales no son concesión para
particulares?
Ya mismo ni ellos pueden
ocultar que la televisora recibió el pasado diciembre el aviso de la IFT de que
RTV saldría del aire porque la petición de ampliación del periodo de concesión
desde el 22 de marzo del 2004 hasta el 31 de diciembre del 2021 “estaba fuera
de tiempo”.
¿Por qué entonces se fueron
de vacaciones dejando al garete el trámite que dio lugar a la suspensión?
Eso, con y sin la Cuarta
Transformación es una irresponsabilidad que mínimo obligaría a la renuncia del
sobrino y fincarle responsabilidades.
De por sí desde hace tres
años las pésimas emisiones se vinieron en picada al utilizar al canal como
pantalla panfletaria alejándose de la cultura, tradiciones y la información
veraz y objetiva, a la que ahora se agrega estar fuera de aire.
Ganar audiencia no es cosa
fácil ante el alud de televisoras fuertes de cobertura nacional y la basta
cobertura de las redes sociales que están llevando a la muerte súbita a la
televisión tradicional como para ahora observar que RTV busca sobrevivir en
medio de la mediocridad.
El presupuesto anual de la
emisora es de 75 millones mismo que se ha venido incrementando año con año,
pero asombrosamente se ha dado preferencia a los salarios y viáticos
descuidando el mantenimiento y renovación del equipo e instalaciones que, habrá
que reconocer, Javier Duarte las dejó al cien.
Hoy, sin embargo, todo está
en el olvido; se ha dejado de pagar incluso a algunas repetidoras en las zonas
serranas.
¿Por qué tanta dejadez?
No hay presupuesto para
fortalecerse porque todo se va al subejercicio para la bolsa del Peje, pero con
lo que se tiene se podría hacer una televisora como la mexiquense que con más imaginación
que dinero tiene atrapada a la audiencia en mayor proporción que Televisa y TV
Azteca.
Para ello se requiere, sin
embargo, algo que no tiene el Coordinador General de Comunicación Social, Iván
Luna y su mozo Víctor Hugo Cisneros, ganas y mucho menos conocimiento del mundo
de la comunicación social.
¿Para qué? Les da hueva.
Tiempo al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo