Salgado, el animal
Salgado, el animal
Los Políticos
Por Salvador Muñoz
Son cinco señalamientos
que pesan en la figura de Félix Salgado Macedonio… por abuso sexual, por
violación. Hablamos que estas acusaciones se han dado en el lapso aproximado de
20 años. Hablamos de las que se tiene conocimiento, con lo que se deja abierta la
posibilidad de que haya más, tanto previo a esos 20 años, como posteriores a
éstos.
De acuerdo a notas que se dieron tras entrevista que el partido de Morena hizo al señalado, llama la atención un comentario con el que pretende “defenderse” de los señalamientos en su contra: “No hay pruebas”.
No sé si usted dimensione en la misma proporción que yo ese enunciado… “No hay pruebas”.
En lo particular, se me hace un dislate, un resbalón, un lapsus brutus la expresión, por parte de quien cometió un delito pero que tiene la seguridad de que no hay elemento que lo ponga en la escena del crimen más que la palabra de una persona… o cinco personas.
Sigo pensando en que el
“No hay pruebas” es el “Sí lo hice, ¡pero compruébenmelo!”
Dejo a un lado al político, al militante de un partido, o a un precandidato, para enfocarme en una “persona”, un “ciudadano” con cinco señalamientos, digno de ser sujeto de estudio de quien guste de la psicología o criminología por aspectos que en lo particular a mí, me preocupa y comparto:
Veo a una persona que con cinco señalamientos de violación se podría considerar un depredador sexual, lo que entonces es un riesgo latente para la sociedad.
Veo a una persona que en todo este tiempo, incluso, pudo haber perfeccionado su “método de caza” al grado de buscar perfiles que “no le ocasionen problemas”.
Veo a una persona que es capaz de llevar la “cosificación” de la mujer a los extremos más graves que en el entorno en que se desenvuelve, es tolerado, incluso, hasta por las propias mujeres.
Veo a un individuo acusado por cinco mujeres por abuso sexual, que es seguro que busque en un acto violento, “reafirmar” su masculinidad, lo cual igual hace con poses de macho en motocicleta, o hasta en su mismo apodo…
Con todos estos conceptos que se pueden desprender por los señalamientos de cinco mujeres (y estoy seguro que puede haber más que guardan silencio) así como por el comportamiento del señalado, podemos hablar de riesgos y de peligrosidad.
¿En qué podría consistir estos riesgos y peligrosidad? En el siguiente salto: Buscar otros “satisfactores”, otras “experiencias”… ¿cuáles? No las quiero imaginar, pero si usar el poder político, la fuerza bruta, el engaño, para atacar a jóvenes mujeres es parte de su “iniciación”, dígame usted cuál podría ser “el siguiente paso”… ¡sí! está muy cabrón tratar de ponerse en los zapatos de un sujeto como el descrito para imaginar, tan sólo imaginar, a lo que pudiera llegar…
Hasta acá, el aislamiento de colores, siglas, partidos o hasta padrinos.
A todos nos queda claro que un depredador sexual bien puede ser rico, pobre, clase media, lo que usted quiera… padre de familia, soltero, marido ejemplar… ahora, imagínelo cobijado por un personaje capaz de manipular a la gente para hacerla creer que todos los que están a su lado, son honestos, no son corruptos y tampoco mienten… ¿ya se imaginó el tamaño del animal? Sinceramente es para tener miedo.