Salió positivo de COVID-19
Salió positivo de COVID-19
Por Mary Paz Monzón Rojas y Héctor Larios Proa
“Le hablo para infórmale, que salió
positivo de Covid-19”, dijeron desde el otro lado de la bocina…quedé frío, no
supe qué decir, los temores llenaron mi mente.
Nos cuenta uno de los cientos de
contagiados en Coatepec.
¿Qué sucede al
enterarse que estás contagiado? ¿Se duerme con miedo?, ¿cómo es el
viacrucis de ir al médico?, ¿qué piensas durante el encierro?, la hospitalización,
sus complicaciones económicas y de salud que se va deteriorando con una
infección u otro tipo de complicaciones. Estas y otras inquietudes nos llevaron
a buscar respuestas. Acudimos a los testimonios de quienes han vivido en carne
propia este padecimiento. No son estadísticas son mujeres y hombres de carne y
hueso, vecinos, amigos o familiares. El coronavirus sí existe. Hoy hablamos con
tu paciente que superó el letal virus. Tendremos a una enfermera que a diario
sale de su casa sin saber si pronto si regresará sana. También, tendremos el
testimonio de un médico de un hospital COVID, y un paciente que duró tres meses
hospitalizado, nos cuenta el ir y venir de familiares, y el deterioro físico y
mental que agosta al enfermo y la familia.
Vivencias y tragedias diarias les
contaremos en esta serie de testimoniales, porque la población parece oír, oye,
pero no escucha, su desobediencia es alarmante al menos en Coatepec, en
nuestros recorridos diarios vemos tristemente en las colonias de la periferia
de Coatepec, como la gente transita sin cubrebocas, en las tiendas y almacenes
no cuidan la sana distancia. Los filtros
sanitarios de ayer, ya nadie se acuerda, mientras los números continúan en
ascenso. También publicaremos las sensaciones de miedo de los doctores y
enfermeras. Nos cuentan que familiares que rezan, están pendientes, ellas y
ellos son testigos de cómo familiares ponen dinero, empeñan hasta la camisa con
la esperanza de verlos recuperar la salud, viven con la esperanza de volver a
verlos. Un fenómeno que desgraciadamente se vive.
I
Era miércoles por la noche cuando sonó
el teléfono, era Víctor del laboratorio, “habló
para informarle que salió positivo de COVID-19. Es urgente que se comunique con
el sector salud…” Un frío recorrió mi cuerpo, se siente gacho”. Recuerda
nuestro entrevistado una persona de cuarenta años, casado, padres de tres
hijos.
¿Sabes cómo y dónde
te contagiaste?
“Un familiar tenía el virus, estaba delicada, no
quería ir a un hospital estuvo en casa. Algunas veces tuve que entrar a
su recamara para auxiliar, por una urgencia, el oxígeno le estaba fallando, en
ese momento, no dudas, entras a ayudar. No tuve la precaución debida, entré con
un cubrebocas y bueno allí la carga viral era muy fuerte. Resulte contagiado, una semana después
fallece. La familia vivió un estrés tremendo, vivir el día a día con un
familiar en cama es difícil, más aún con el dolor de la perdida. Los malestares
seguramente estaban, pero no me percate que estábamos contagiados y no solo
yo”. Responde serio, prosigue. “Ahora sé que mis defensas se fueron para abajo
y empecé a sentir algunas molestias, tos, dolor de cabeza y mucha debilidad”.
¿Cuál fue tu primera reacción?
Primero, tensión, nervios,
inmediatamente piensas en la familia, principalmente en mi madre, en el peligro
de contagiarlos, te preguntas, ¿y ahora? Fue realmente angustiante el
que me haya enterado después del duelo.
¿Fuiste
hospitalizado?
-No, estuve encerrado
en mi cuarto, no salí para nada, durante 18 días no salí, estuve aislado por
completo. Las consultas con el médico fueron vía telefónica, la doctora María
Luisa me atendió muy bien, hizo hincapié en qué debíamos entender la enfermedad
para poderla enfrentar, no tenerle miedo. Ahora sé que me ayudo la actividad
física que tuve, el ciclismo de montaña, un deporte de resistencia, ya que el
virus ataca inflamando cualquier órgano, en mi caso fueron los pulmones y el
miocardio, afectaciones más severas que aún tengo secuelas. Espero en Dios poco
a poco vayan desapareciendo.
¿Y los dolores, cuáles fueron?
“Un dolor de cabeza
permanente, tos, dolor en los ojos muy fuerte y una debilidad tremenda que no
te puedes levantar ni de la cama, pararte cuesta mucho, trasladarte al baño, no
sabes… esos fueron los síntomas más severos. No quieres salir, no quieres hacer
nada, quieres estar en cama y recuperarte, lo mejor es el descanso”. Recuerda,
con una mueca de dolor.
“Estar encerrados enferma más
a la gente, nos hace más vulnerables. Tenemos que prepararnos para estar listos
cuando nos llegue a dar”. Sentencia.
“Estuve convaleciente 18 días
y 10 días más estuve haciendo actividades muy leves. La alimentación balanceada
sin azúcares, sin grasas, fueron las indicaciones médicas, nada que fuera
alimento para el virus, eso gracias a las recomendaciones de la doctora.”
¿Crees haber contagiado a alguien?
“No creo, tengo la seguridad
de que no fue así, me encerré por completo, quien me apoyó en todo momento fue
mi esposa, ella ya lo había padecido, pero fue asintomática. Eso me dio tranquilidad
y fue mi sostén”.
¿Qué aprendiste?
Que, si no nos cuidamos, pues
nos puede llevar… definitivamente. Yo
sostenía la teoría, que tenemos nuestra línea marcada, una especie de destino,
hagamos lo que hagamos eso será. Hasta ahí llegamos, pero esta pandemia me
enseñó a entender esa parte, eso que llaman pozos de muerte, ahí están los
riesgos, si no te cuidas el peligro es latente. Sí nosotros la andamos buscando
o no nos cuidamos, más ahora tiempos de mucho contagio, sí nos da nos puede
matar.
Tenemos que estar cuidándonos
y protegiéndonos para no contagiarnos, no se trata de pensar, si me toca me
toca y ya. Creo que no es así, debemos cuidarnos, procurar estilos de vida
saludable para tener una calidad de vida. Todos nos vamos a morir el día que
Dios decida llevarnos. Mientras, debemos cuidarnos, protegernos no debemos
tenerle miedo a la enfermedad. Hagamos nuestra vida, pero con todas las
precauciones de alimentación, ejercicio, higiene, aplicación del gel
antibacterial y demás cuidados, además del cubrebocas. No andemos por la calle
como si nada. Proteger a nuestros adultos mayores, definitivamente en esta
situación que estamos viviendo, tenemos que salir adelante. No caigamos en esta
situación de la irresponsabilidad mejor seamos positivos, alegres, entusiastas,
pero siempre con la responsabilidad de cuidarnos unos a los otros, eso es súper
importante.
¿Los gastos de la enfermedad fueron altos?
En mi caso no tanto, depende
de la gravedad, como mi pariente que necesito de especialistas, oxigeno,
enfermeros, medicamentos que escasearon y son costosos, si fueros gastos altos
y no se diga el costo emocional que nos deja marcados.
Personalmente, me afectó la
parte psicológica, te tira y hay que levantarse. Yo no estoy exento de
contagio, trato de hacer mis actividades, el ejercicio cuidar la alimentación,
ya si con esta pandemia no entendemos, híjole pues ya no sé qué tenga que pasar
para que lo podamos asimilar.
Esto es una llamada de
atención a la sociedad y los gobiernos, no entienden que las políticas públicas
deben de ir dirigidas a generar espacios deportivos, actividades dirigidas a la
prevención de la salud. Híjole, Héctor
tú sabes, estamos jodidos necesitamos ir dirigiendo las acciones a una mejor ciudad,
una ciudad amable en temas de movilidad urbana generar una cultura deportiva
ligada a la salud, al bienestar, aprovechar espacios donde la gente pueda ir a
tener una convivencia armónica. Este es el principal aprendizaje que debemos de
tener.
Cambiemos nuestros hábitos
alimenticios, mejoremos nuestro sistema inmunológico y eso nos va a sacar
adelante de esta situación que ha puesto al mundo de cabeza. Finalizó, testimonio,
un coatepecano que no olvidara este año 2020.