SAN JUAN DE ULÚA PARTE II
SAN JUAN ULÚA PARTE II
Por Miguel Ángel Cristiani González
· Ahí estuvieron los mandatarios Juárez, Porfirio
Días y Agustín de Iturbide
· Como prisión albergó a Chucho el Roto y a la
Mulata de Córdoba
· El último baluarte donde se resguardaron los últimos
militares españoles
En la anterior entrega de la Bitácora Política comentamos
acerca de la fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz, que hasta
la fecha, no ha sido aprovechada para atraer al turismo, ya que son
innumerables los acontecimientos históricos que se han registrado en ese sitio,
desde antes de la llegada de los españoles a México hasta nuestros días.
Ya quisieran en otras partes, tener una de las muchas
historias y personajes que han desfilado por San Juan de Ulua, incluyendo a los
presidentes de la República, Benito Juárez, Porfirio Díaz y Agustín de
Iturbide.
Compartimos algunos datos difundidos por los estudiosos del
tema sobre los hechos históricos que han tenido como escenario a San Juan de
Ulúa y que -insistimos- no han sido aprovechados para establecer no uno sino
varios museos.
El 23 de septiembre de 1568, sus muros fueron testigos de la
batalla de San Juan de Ulúa en la que una armada de escolta, parte de la flota
o Armada Española y a las órdenes del general Francisco Luján, batió a una
flotilla de piratas corsarios ingleses bajo el mando de Francis Drake y John
Hawkins.
Ya para comienzos del siglo XIX y al ser consumada la
independencia mexicana del dominio de España en 1821, la fortaleza e isla se
convirtieron en el último baluarte leal a la Monarquía Hispánica. Finalmente,
la fortaleza capituló el 23 de noviembre de 1825. Durante este mismo siglo, en
este lugar se defendió la soberanía de la nación mexicana y también se le dio
otros usos diferentes al de su función original. Fue ocupada por el ejército
francés en la Guerra de los pasteles en el año de 1838 y por las tropas
estadounidenses durante la Invasión estadounidense llevada a cabo hacia 1847.
Posteriormente fue transformada en prisión para políticos. San Juan de Ulúa
también fue sede del poder ejecutivo federal en 1915, cuando el entonces
presidente, Venustiano Carranza, decide utilizar el edificio como sede de su
gobierno durante algunos días.
Se supone que actualmente es un museo, con excepción de uno
de los baluartes, que está ocupado por la Armada de México.
La penitenciaría de San Juan de Ulúa, durante su época como
prisión, San Juan de Ulúa se convirtió en uno de los lugares más temidos de su
época en el país. Si bien ya se utilizaban algunas de sus instalaciones como
penitenciaría en la época colonial, no fue sino hasta la segunda mitad del
siglo XIX cuando se destinó el inmueble a este uso.
Diversos personajes de la historia de México estuvieron en
sus celdas, entre los que se puede nombrar a Fray Servando Teresa de Mier y a
Benito Juárez. El personaje más famoso que estuvo aquí fue Jesús Arriaga,
popularmente conocido como Chucho el Roto, muy famoso durante el gobierno de
Porfirio Díaz, sobre todo porque logró escapar más de una vez de sus muros.
Quizá la más famosa leyenda que se dice se suscitó en las
celdas de la fortaleza fue la de La mulata de Córdoba, quien, según la conseja,
para escapar de la Inquisición pintó en los muros de su celda un barco que
zarpaba hacia el horizonte, en el cual escapó.
En 1601 se levantó el primer piso de la llamada Casa del
Gobernador o Casa del Castellano, donde residía y despachaba el administrador
de las incontables riquezas que se guardaban en las bodegas del fuerte, y que
en su mayoría eran enviadas a la corona española. Esta casa fue también la
residencia de don Benito Juárez y de Porfirio Díaz.
En 1821 se consumó la independencia de México del dominio
español y la fortaleza se convirtió en el último baluarte donde se resguardaron
los últimos militares españoles. El 23 de noviembre de 1825, finalmente se
rindieron. Fue ocupada en 1838 por el ejército francés en la llamada “Guerra de
los pasteles”, y por las tropas estadounidenses durante la invasión a nuestro
territorio en 1847.
Aquí estuvo de paso Agustín de Iturbide, al ser expulsado
por haber respaldado que México se convirtiera en un imperio. Fue la puerta de
entrada del segundo imperio, al recibir a Maximiliano y Carlota. Y desde aquí
zarpó Porfirio Díaz rumbo al exilio a Francia, después de haber ejercido una
dictadura de 34 años.
A mediados del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, el
fuerte y Veracruz fueron testigos del nacimiento de las Leyes de Reforma
promulgadas por el Benemérito de las Américas. Don Venustiano Carranza firmó un
decreto en 1915 para asegurar que por los siguientes 100 años ningún gobierno
pudiera utilizar nuevamente a San Juan de Ulúa como prisión. En 1917, escribió
desde ahí la nueva constitución.
A lo mejor ahora que tenemos un presidente de la república
tan aficionado a la historia, a algún político se le ocurre presentarle algún
proyecto para su aprovechamiento turístico.
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