SEMANA SANTA EN VERACRUZ
Uriel Flores Aguayo
Don Rubén Monzón Polanco, extraordinario director de El Regional , el principal medio informativo de Coatepec y su región – como su nombre lo dice – , nos ha pedido adelantar la colaboración semanal debido al cierre de edición obligado por la semana mayor . Es un gusto acceder a tal planteamiento a la vez que la oportunidad de referirme a este momento sin tener que ocuparme de los tradicionales asuntos políticos y de la coyuntura social y política.
Para los católicos estos son días de profunda reflexión, cuando se recuerda la muerte y resurrección de Jesucristo; apenas el domingo se llevaron a bendecir los Ramos. Las creencias salen a las calles en forma de viacrucis, de imponentes procesiones del silencio y en el sábado de gloria. Son multitudes inmensas las que se involucran en el luto de los templos. A lo ritual se une la algarabía natural de las grandes concentraciones humanas; eso es inevitable dentro del respeto normal.
Por mi origen geográfico y religioso, Xalapa y Coatepec, católico con abuela y madre apegadas solemnemente a sus creencias y religiosidad, estas siempre han sido unas fechas especiales, de guardar, de reflexión y arrepentimiento. Siempre en el respeto a lo acostumbrado en esta semana, sin haber dejado de asistir a centros turísticos en la juventud. Con el tiempo me ha ganado más en actitud y convicción el vivir las celebraciones en silencio y en aprendizaje de los motivos de tan trascendentes fechas.
No pretendo dar lecciones de nada, mucho menos que otros hagan lo que yo realizo o que tengan las mismas ideas; es una confesión, en la apertura de confianza que nos da Don Rubén; sólo espero no abusar de su confianza. Es obvio que al combinarse las celebraciones religiosas con las vacaciones escolares y el personal educativo hay una tendencia a lo turístico, en demerito del origen histórico de estas fechas. Sin embargo, aun así, se pueden hacer ambas actividades normalmente; no son excluyentes, quedando en la conciencia, compromiso o definición religiosa de cada quien en qué medida e intensidad vive la Semana Santa.
De una u otra manera la contemplación reflexiva de estos días nos vienen bien, son un alto en la vida que nos permiten vernos en resultados, logros, fallas y rumbos; pero no somos solos, también hay un entorno familiar y social , donde nos reflejamos y acudimos por oxígeno a la vez que le aportamos algo . Pasará la Semana Santa, con sus símbolos y rituales, nos quedan más días para intentar ser mejores; es cuestión de voluntad, de querer.
Cada celebración tiene sus comidas, la Semana Santa no es la excepción; cuanta profundidad humana en las abstinencias y en el cuidado extremo al consumir ciertos alimentos; es mágico, es una verdadera representación de las más exquisitas y tenues creencias. En tanto, nos vemos en el viacrucis y en la procesión del silencio.
Recadito: no, definitivamente no, al gasoducto en Xalapa y Coatepec.