SHEINBAUM: PRISIONERA DEL OBRADORISMO
SHEINBAUM: PRISIONERA DEL OBRADORISMO
Pedro Peñaloza
“Es un defecto común de los hombres
no preocuparse por la tempestad durante la bonanza”.
Maquiavelo
Claudia Sheinbaum obtuvo una abultada votación y se
proyecta como la próxima presidenta, no obstante todas las ilegalidades que aún
están en litigio en las instancias formales y que el Tribunal Electoral
desahogará. Después del 2 de junio procede ahora encontrar las explicaciones
que nos permitan entender lo sucedido. Para ello tenemos que abordar el pasado.
Nos referimos al inicio de la estrategia presidencial, el proceso de “destape”
que obligó a acelerar los tiempos y a mover las piezas al gusto del señor de
Palacio.
El plan del tabasqueño fue bien estructurado.
Necesitaba placear a sus corcholatas y calentar el ambiente por tres razones:
distraer la atención pública ante la creciente violencia nacional, poner los
recursos gubernamentales al servicio de sus candidatos e influir en la agenda
de una oposición paquidérmica y anémica. Su estrategia la machacó desde sus
matinés.
El objetivo inicial se cumplió. Inventó candidatos
y se lo creyeron. AMLO ya había tomado la decisión. La maleable era Claudia.
Los demás fueron piezas de ornato. Ebrard se la creyó y denunció el apoyo
ilegal a la susodicha. Bastó una amenaza de cárcel y hoy pasea su abyección con
un rictus. Y será senador al servicio de quien denunció de corrupción. No hay
vergüenza.
El plan obradorista se concretó y Sheinbaum podrá
concentrar todo el poder. Llegó manchada por el grosero apoyo oficial y
seguramente por donativos de “simpatizantes” interesados en contratos y
concesiones. No importa. Ya está purificada y legitimada por votos de todos los
orígenes, que borran cualquier pasado.
Por lo pronto, se mantiene al Secretario de
Hacienda, para calmar a los mercados ante la ausencia de contrapesos políticos
que dejó la elección y los riesgos que implican las posibles modificaciones
constitucionales. Aunque, en realidad, lo que le interesa al tabasqueño es
fracturar a la SCJN. Esto es la venganza de AMLO por no obedecer sus dictados.
Tenemos que destacar, que, aún siendo la presidenta
más votada Sheinbaum puede estar presionada por los dictados y ruta impuestos
desde Palacio Nacional. Si bien López Obrador prometió jubilarse e irse a su
tierra prometida, apretará para que en septiembre se cumplan sus caprichos y
amenazas. ¿Claudia detendrá las presiones y pondrá un alto o se dejará manejar
por el presidente? Este será el primer reto: marcar distancia de su ex jefe y
dejar claro que no permitirá injerencias; lo otro será ceder hasta el último
día y continuar siendo la corcholata de AMLO. Veremos. Los dueños del dinero y
la Casa Blanca observan.
@pedro_penaloz