SIMULACIÓN Y CINISMO
SIMULACIÓN Y CINISMO
Uriel
Flores Aguayo
De
toda obviedad el gobierno de Veracruz resultó inepto, frívolo y mega corrupto.
No hay forma lógica y racional de ocultar o desmentir su negra realidad. Se han
esmerado en publicitar su riqueza y frivolidades. Se comportan como nuevos
ricos y políticos tradicionales. Su ignorancia los exhibe en sus vulgaridades y
soberbia.
Apoyar
eso únicamente puede provenir de cuatro posturas: son parte del negocio del
poder, se benefician de algunos programas, están obligados o sostienen un
romanticismo abstracto con el caudillo nacional.
Solamente
desde el interés personal y la ignorancia se puede apoyar un gobierno nepotista
, de cuates y familia; un gobierno anti democrático y faccioso; un gobierno
represor; un gobierno sin ley ni justicia; un gobierno de ínfimo perfil; un
gobierno de partido; un gobierno anti pluralidad; un gobierno sin diálogo; un
gobierno frívolo; un gobierno en perpetua fiesta; un gobierno incapaz; un gobierno demagogo y mentiroso; un
gobierno de caricatura ; un gobierno sin división de poderes; un gobierno sin
inteligencia; un gobierno corrupto; un gobierno abusivo; un gobierno
delincuencial; un gobierno anti feminista; un gobierno anti ecologista ; un
gobierno simulador. En fin, solo desde el cinismo o la imposición se puede
seguir apoyando esta cosa que se dice gobierno. No hay suficientes eufemismos,
pretextos ni justificaciones para seguir adheridos a este desastroso proyecto.
Quienes se dicen de izquierda o progresistas se están hundiendo en el fango y
perdiendo escrúpulos. No es fácil para ellos admitirlo, puede llegar a ser
doloroso, que su apuesta fracasó. Ahí no hay ideales ni sentido justiciero. De
seguir, se van a ahogar en un mar de excremento. Solo tienen dos caminos,
aunque tal vez ya sea tarde: romper con esa corrupción o asumirse, sin
máscaras, como parte de esta nueva mafia del poder. Ya sin rubor pueden abrazar
y defender la degradación que representa esta caricatura de gobierno.
Para
otros no hay problema, se acomodan con quien esté en el poder, son más de lo
mismo. Sin ideología alguna se ponen las camisetas que sean necesarias y se
adaptan alegremente a los impulsos gubernamentales. Sin escrúpulos son del
color que sea y apoyan a quien esté en el poder. Son los tradicionales, los que
han obstruido la democracia. Al menos son claros y sinceros. No fingen, a lo
que van: cargos y presupuesto. Es preferible tratar con ellos, ya se sabe de
qué se trata. Los que alguna vez fueron de izquierda son los peores: doble
personalidad, crisis de conciencia y simulación; son sinvergüenzas.
Falta
poco para que muestren su verdadero rostro incursionando en el fraude electoral
y la represión. Van a cerrar su vida pública y militancias de manera
deshonesta.
Recadito:
agua, agua, agua.