SOLO SE ABRE POR DENTRO…
HOLMAN HUNT, pintor londinense de mediados del siglo XIX, aprovechando el poderío inglés en la época de su juventud, viaja a Palestina y Egipto con el objetivo de pintar pasajes bíblicos. El estilo y la personalidad de toda su obra, apercibe el detalle más mínimo, mostrando un simbolismo moral, con un énfasis completamente piadoso.
Uno de los cuadros más hermosos que realizó, lo tituló LA LUZ DEL MUNDO, obra que tuve oportunidad de contemplar en la Royal Academy of Arts, del Burlington House, en la mera intersección de Piccadilly y antes de que me invadiera “el alemán”, quedó grabada en mi memoria:
En medio de la oscuridad, CRISTO, bajo el semblante de un PEREGRINO, sosteniendo una linterna con la mano izquierda, golpea con la diestra, una puerta que está cerrada; símbolo del llamado de DIOS AL CORAZÓN HUMANO.
Uno de sus muchos críticos (un crítico, no un adicto a la animosidad), al analizar completamente la pintura, se dirigió para hacerle la siguiente observación: “—Maestro, el cuadro aún no lo termina, ha olvidado pintar la cerradura de la puerta”. “—Lo que pasa mi amigo, esa puerta SOLO SE ABRE POR DENTRO, es la puerta del corazón humano y nadie la puede forzar», —fue la contestación del autor—.
Amigos, recordemos que nuestra vida, no esté en contradicción con el testimonio de nuestra boca, y si anhelamos felicidad, las puertas del “querendón” deben estar de par en par. ¡Qué cosa tan difícil, caballero!
¡Ánimo ingao….!
Con el respeto de siempre, Julio Contreras Díaz
El DJ los quiere deleitar con el Sanz, a ver que les parece.