Opinión

Somos una Economía Consumista e Improductiva

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Armando Antonio 

Después de darse a conocer las cifras sobre el comportamiento de nuestra economía a nivel nacional al segundo trimestre del 2019, se observa que el Producto Interno Bruto (PIB) apenas mostró un crecimiento anual del 0.4%; cifra muy alejada de las estimaciones hechas por el Gobierno Federal a inicio del año (2.1%); sin embargo, tomando en cuenta el comportamiento de los factores internos e internacionales, no se consideran malas noticias, ya que los expertos pronosticaban la presencia de una recesión técnica en nuestra economía, la cual definitivamente no llego.

No obstante, tampoco se trata de buenas noticias, ya que si analizamos solo el comportamiento del segundo trimestre del año, el crecimiento del PIB fue de tal solo 0.1%, cifra 3 puntos porcentuales arriba del indicador del primer trimestre del año, donde la economía nacional decreció un -0.2%, es decir, este segundo trimestre la economía mexicana mostró signos de recuperación, tal vez no la que se espera, pero al fin es signo positivo para la incertidumbre de los capitales que se manejan en el mercado interno.

Si analizamos los sectores económicos de nuestra economía, nos encontramos que el sector terciario, en el cual se encuentran los servicios y los bienes de consumo, representan el 60% del PIB nacional, es decir, 60 centavos de cada peso que circula en México se destina principalmente para consumo y no para actividades productivas, la cuales se encuentran en el sector secundario que se dedica a actividades de la industria de la transformación y la construcción (segundo sector de aportación al PIB), y por último, se encuentra el sector primario, dedicado a las actividades agropecuarias, el cual se encuentra deprimido, ya que la política del campo siempre se ha encontrado financiada por el Gobierno, por lo que este sector depende de elementos del sector público para dinamizarse (este es el sector que menos aporta al PIB nacional).

Lo anterior, se aprecia aún más si comparamos los primeros dos trimestres del año, donde el sector terciario fue el único que manifestó un crecimiento de apenas el 0.2% (el primer trimestre registró un decremento del 0.1%); por lo que respecta al sector industrial, éste no manifestó crecimiento alguno, al registrar un crecimiento del 0% con respecto al primer trimestre del año; siendo el sector más lastimado el agropecuario, al registrar una caída del 3.4%.

Este escenario muestra nuestro alto grado de consumismo como mexicanos y nuestra fuerte dependencia con actividades propias dedicadas al mercado al menudeo y al mayoreo; así como de actividades dedicadas a la contratación de servicios. Esta realidad lamentablemente no son buenas noticias para nuestra economía, ya que las actividades agropecuarias (de las cuales dependen un gran número de familias) y la industria de la transformación, son sectores de los cuales mantienen una relación directa con la calidad de vida de las familias y al nivel de productividad del país, respectivamente.

En la medida que continuemos con esta dependencia consumista, y no prestemos atención a las actividades que brindan calidad de vida o agreguen valor a los pocos productos que generamos, continuaremos sin dar ese salto hacía la vanguardia como un país considerado entre los de primer nivel.

El Gobierno Federal ha dado muestras de un cambio de timón, un cambio en la forma de afrontar los escenarios económicos; por un lado, diseñando programas de apoyo al campo, beneficios que han dicho, llegarán de forma directa a los productores locales, sin intermediarios; y por otro lado, mostrando a los industriales e inversionistas el apoyo de su gobierno para dar las facilidades que requieren para invertir en sectores estratégicos como lo es la industria de la transformación a través del sector petrolero y energético.

Estas son buenas noticias, deseamos que en verdad sean las medidas de política pública correctas, en aras de lograr la expectativa de crecimiento económico para este año que es del 2.1% del PIB; desde luego que no será un camino fácil, pero las señales de buena voluntad están dadas, nos resta apoyar estas medidas y dedicarle al país toda nuestra fuerza productiva, reduciendo en la medida de lo posible nuestro consumismo y redireccionarlo para actividades productivas que de verdad generen crecimiento y desarrollo económico para nuestro país. Cada uno de nosotros debemos apoyar a México, siendo altamente productivos, competitivos y estar decididos a siempre “hacer lo correcto”.

 

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