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¿SON SIEMPRE PROPIAS LAS IDEAS?

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¿SON SIEMPRE PROPIAS LAS IDEAS?

                                                                                                René Sánchez García.

Desde que se inició mi gusto por la literatura hispanoamericana, he considerado que ninguna novela, cuento, poesía, narración, relato, obra de teatro o escrito fantástico publicado, el contenido plasmado en una obra publicada o puesta en circulación, las ideas fundamentales y diálogos son sólo instantes, momentos, recuerdos e historias recreadas por la inteligencia e imaginación de los autores, pero pertenecientes originalmente a otras voces, libros o autores leídos con anterioridad. Por ello actualmente, se dice que todo escrito publicado es sencillamente algo SobreEscrito. Se escribe siempre sobre lo ya anteriormente escrito.

Esto viene al caso para mencionar que en el libro de José Luis Cabada Ramos (México, 1951), titulado El plagio (México, 2015, Ed. Ivec/Conaculta, Col. Voladores, 1ª. edición, 107 p.), que constituye sencillamente en un buen e interesante relato en el que hablan dos personas: Jorge Cuesta y Octavio Paz, que son simultáneamente escuchadas por Cabada, quien reúne multitud de diálogos vertidos en charlas de bares, de estos dos grandes de la literatura mexicana del siglo pasado. Libro que contiene un total de 61 episodios fragmentados con una continuidad bien estructurada, donde se deja ver, entre muchas otras cosas, el problema del plagio de las ideas.

Es toda una historia en la que José Luis Cabada plantea: ¿Son mías, o siguen siendo de otros, las voces que escucho cuando recuerdo los libros y los autores que me han formado?; así como también: ¿Plagiamos al momento de decir como si fuera nuestra una frase con la que del todo concordamos? Es allí donde arranca el motor de dicha historia, en la que un escritor principiante emocionado por ver por primera vez su primera obra publicada por una editorial de la Ciudad de México, viaja a Barcelona para dar una plática y cuando visita una librería se lleva la sorpresa de que su obra ya fue publicada allá, por una editorial pirata de mala reputación.

Con toda la calma del mundo, pero lleno de un vacío existencial, revisa dicho libro y observa que contiene todas las características del suyo que pronto saldrá en México, incluso con una fotografía a color de su persona. Revisa de inmediato el contenido de las páginas y comprueba que el tema es el mismo, sobre las relaciones intelectuales entre Jorge Cuesta y Octavio Paz. Lo único distinto es que la editorial se llama Novo, que no es la misma de México. El problema del plagio, aunque es un delito tipificado y sancionado dentro de los derechos de autor, sigue siendo una práctica común que sigue desarrollándose en los medios culturales del mundo, cuyo origen viene de los centros educativos iniciales.

Cuentan las historias que, hasta Miguel de Cervantes Saavedra, tuvo que recurrir a la lectura de cientos de libros de aventuras caballerescas para escribir su obra célebre: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Recordemos que el plagio significa: “adoptar el lenguaje, ideas o conclusiones de otra persona y presentarlas como propias”.

sagare32@outlook.com