La Otra VersiónPLUMAS DE COATEPEC

SUEÑOS EN PAPEL

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SUEÑOS EN PAPEL

René Sánchez García

 

Les cuento que he venido laborando durante ya casi veinte años en la biblioteca de una telesecundaria estatal. Recuerdo que, desde el primer día, el director en turno me asignó esa tarea de tipo administrativa por carecer de estudios profesionales. De hecho, fui la primera en hacerme cargo de ella, organizándola de la mejor manera funcional posible. El sistema decimal Dewey de clasificación me ayudó demasiado en los primeros meses de trabajo. Allí encontré la manera de ordenar los 250 libros nuevos iniciales y las 29 revistas que encontré depositadas todo en varias cajas de cartón. En estos momentos se cuenta ya con algo más de mil quinientos libros de consulta y cerca de 600 revistas culturales de todo tipo.

Permanecí encerrada por más de 15 días en ese cuarto de 3 por 5 metros. Me vi en la imperiosa necesidad de revisar cada uno de los materiales escritos y darles la colocación exacta en los anaqueles correspondientes. A cada libro le coloqué una etiqueta pegable de acuerdo al color de identificación. Después un número de control interno para tener un registro contable interno. Finalmente hice un fichero de tarjetas por autor y otro por materia a fin de que tanto los alumnos como los profesores pudieran saber dónde localizar de inmediato. Al mes llegaron las mesas y las sillas a dicho lugar para leerlos con la mayor comodidad posible.

En todos estos años me he convertido en una obligada lectora. Los niños y las niñas nunca preguntan por el título del libro que necesitan, tampoco por el nombre del autor. Casi siempre llegan y dicen: “Maestra, ¿dónde puedo encontrar algo que hable sobre reacciones químicas?”, por citar un ejemplo de búsqueda. Eso precisamente me permitió ser una lectora, así que tuve que cuando menos ojear cada uno de los materiales allí depositados, para poder de alguna manera orientar al interesado. Después de esa obligación me vino la lectura por interés que terminó en una lectura permanente de delicioso placer y goce. Puedo asegurarles que en algunas ocasiones superé a algún profesor iniciante.

Cierta mañana, pero de esto hace como tres años, leyendo El libro de la imaginación que escribió Edmundo Valadés en 1976, me saltó de repente una idea: ¿Sí éste autor mexicano pudo recopilar más de 400 citas o textos breves de diferentes libros y autores de la literatura contemporáneas, a fin de divertir y reflexionar; porqué yo no podré escribir un breve librito de cuentos donde narre mis experiencias vividas dentro de esta biblioteca? Me lo propuse y lo logré. Gracias al apoyo del Ayuntamiento local ahora puedo presumirles mi primer libro publicado, se llama: Los sueños en las páginas de papel. Todos los cuentos son demasiado breves, en total suman 13 y creo que les va gustar a mis futuros lectores.

Les deseo confesar dos cosas. Primero, el libro no es totalmente mío, las historias, sucesos y diálogos pertenecen a los niños y niñas que han visitado a diario esta la biblioteca escolar. Y segundo, éste pequeño libro no lo hice pensado para verlo colocado por siempre en los estantes de esta y otras bibliotecas, sino para que sea leído y releído, pero más que eso, comentado y recordado, pues contiene momentos de vida. Finalmente, lo que sucede es que llegó el momento en que me harté de leer como bibliotecaria todo eso escrito que no es mío. Deseaba con todas mis fuerzas saber qué se siente leerse a sí misma. Me dije, éste debe ser una nueva versión del verdadero placer de la lectura.

sagare32@outlook.com