TERCER INFORME-MEDIO SEXENIO
Este
primero de septiembre el Presidente Andrés Manuel López Obrador, dio un mensaje
con motivo de su tercer informe de Gobierno. El formato es tradicional: se
entrega al Congreso por escrito mediante el Secretario de Gobernación y el
Presidente dirige un mensaje en Palacio Nacional. Es un momento importante para
nuestro país. Se hace un balance a la vez que se rinden cuentas. Merece un
análisis amplio, no sólo en la glosa legislativa, de suyo indispensable.
Amerita que se someta al escrutinio de la sociedad en los más diversos foros.
Es necesario que se estudie y critique con los enfoques más amplios posibles.
Instituciones de todo tipo, especialistas, analistas, representantes y
ciudadanía en general deben involucrarse en su debate. Este documento será
importante en la medida de que deje claro sus datos y resultados. Para que
contribuya a la información sobre este momento nacional, para que esclarezca
los efectos de las políticas públicas implementadas y de cuenta clara de la
salud democrática de nuestro país, tiene que desmenuzarse y dejar claro con
evidencias concretas la diferencia entre el pasado y el presente, así como los
logros sólidos y trascendentes del actual gobierno. No podemos evitar que la
centralidad del debate sobre el informe lo tengan los partidos y los
legisladores. Pero siempre será parcial, faccioso, interesado y hasta
desproporcionado en el sentido de que todo está mal o todo está bien. No
esperemos autocrítica en el oficialismo, sin ella sus aportaciones son
limitados. Tampoco una crítica constructiva de las oposiciones. En la
polarización del caso la verdad y la razón pierden. Si ese debate se va a los
extremos, la sociedad queda en oscuras y no habrá ningún efecto realmente
positivo del informe. Se requiere la apertura de espacios ciudadanos, sin
afanes proselitistas, para que intentemos ubicar claramente la coyuntura en que
nos encontramos. Deben hablar los expertos, pero hacerlo pronto,
inmediatamente; de otra manera, todo queda en ruido demagógico para que, en
unos cuantos días, el informe se vaya al olvido.
La
ventaja del comentario, análisis y crítica desde la sociedad civil y la
ciudadanía en general es que parte de la buena fe, de una actitud
auténtica y con fines democráticos. No se hace proselitismo, se promueve una
postura constructiva y se alienta la participación informada de la ciudadanía.
Es mucho mejor esta condición que contrasta con las posiciones partidistas
donde su atrincheramiento los hace deshacerse de la verdad. Aunque hay mucho de
donde tomar no es fácil el cuestionamiento al Presidente Obrador desde una
postura de izquierda y progresista. No es fácil por los antecedentes con al
menos los tres o cuatro presidentes más recientes. En especial en el caso de
Peña Nieto, de un sexenio que naufragó en la frivolidad, la ignorancia y la
corrupción extrema. Esa sombra densa del pasado de atracos y arbitrariedades de
alguna manera permite a AMLO gozar de un margen ancho y estable de
reconocimiento. Otro asunto es su estilo de gobernar y los resultados de su
gobierno. Sin duda lo debemos ver como ser humano, como político, si bien no tradicional,
como presidente sujeto a reglas y contrapesos. Por mucho que el mismo lo
promueva no es democrático el seguidismo acrítico, pues disminuye las
capacidades sociales para la convivencia tolerante y configura masas amorfas
con escaso criterio para reconocer o juzgar. Es un buen momento para que las izquierdas
sobrevivientes, incluidas las porciones correspondientes en el partido Morena,
recuperen las tradiciones intelectuales, deliberativas y autocríticas que las
caracterizaban. Las críticas son normales y necesarias. Son parte de la
democracia. La clase política que ha derivado en casta tiene la obligación de
atenderla, estimularla y responderle con resultados. Si se le estigmatiza, se
le omite o, peor aun, se le reprime como ocurre en ámbitos locales, simplemente
nadie puede hablar de cambio alguno. Este tercer informe es una magnífica
oportunidad para la participación ciudadana en su análisis y conclusiones, para
que no quede en lo anecdótico y en la escenografía.
Recadito:
la UV debería estrenar Rector promoviendo el análisis del Informe
presidencial.