TODOS SANTOS EN COATEPEC
TODOS SANTOS EN COATEPEC
Mencionaban
las abuelas que no pueden faltar en la ofrenda de Todos Santos las velas y unas
rajas de ocote, porque antes de que hubiera velas la gente se alumbraba con
rajas de ocote.
Se pone
una vela por cada familiar fallecido, a los niños se les coloca una vela de
parafina en color blanco para los del limbo, azul cielo a los niños bautizados
y rosado para las niñas.
Las velas
de cera son para los difuntos grandes, y quienes tenían posibilidades económicas
las mandaban hacer de a kilo de cera cada vela. Al momento de prenderlas
mencionaban el nombre del difunto a quien se le asignaba la vela, se prendían a
las 12 del día, momento de la llegada de las ánimas y se dejaban un rato. A las
8 de la noche se volvían a prender y nuevamente se prendían a las 8 de la
mañana, para volverlas a prender a las 11:30 antes de que regresarán al lugar
donde Dios puso a cada alma, comentaban los informantes.
Antiguamente
el altar no se quitaba y durante ocho días se prendían las velas un rato a
medio día, hasta la octava en que se volvía a poner una pequeña ofrenda y se
dejaban consumir los cabos de las velas.
Según
referían las personas ancianas, no pueden faltar las velas en un altar, tanto
las que se prenden como las que se ofrendan sin prender. La justificación era
de que las ánimas necesitan la luz para alumbrarse en su camino de regreso,
según que el camino tiene espinas y deben ver por donde dan el paso si no
sufrirán por las espinas que se les entierran. Aparte de que el lugar donde se
encuentran es muy oscuro y necesitan alumbrarse durante el año hasta que
regresan por su nueva vela.
La llama
de la vela debe de apagarse con una flor de cempasuchil y no estarle sopla y
sopla, porque las ánimas pueden pensar que no las reciben con mucha alegría.
Como podrá
deducir estimado lector, en las creencias que perviven en torno a la Festividad
de Todos Santos en Coatepec, la idea de un lugar donde habitan los difuntos es
totalmente opuesto a la concepción católica de un lugar de mucha luz, paz y
acercamiento con Dios. Por lo que en nuestras prácticas del culto popular
prevalecen antiguas concepciones de tradición prehispánica.
Referencia
bibliográfica
Jesús
Bonilla Palmeros (2013) Un abrazo a mi Tierra Coatepec. Cultura y Tradición que
forjan Nuestra Identidad. Imprenta Toscana.