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TRÍO TAMAULIPECO EN LA RADIO

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TRÍO TAMAULIPECO EN LA RADIO

Segunda parte

¿Cómo llegan a la radio?

“Un día el chino le contó a su tío que cantábamos, atento escuchó, le agradó tanto que nos consiguió una presentación en la XEQ en 1938.

 

Emocionados ensayaron las pocas canciones que tenían  “puestas”, al repertorio incluimos q canciones de Willy y yo habíamos compuesto, como siempre he dicho, inventar letras, con sentido poético y musical.

 

“Al llegar nos dice el presentador:

– ¿Cómo se llaman? No teníamos nombre y tampoco habíamos pensado en ello.

 

-´Ustedes se ven muy gallos´, y nos presentó como los Panteras. Cantamos lo que mi hermano Willy y yo habíamos compuesto… la verdad no salía mal, también cantamos en esa presentación unos boleros que la
gente conocía.

 

Gustamos y seguimos en la XEQ por las
tardes. Ya nos sentíamos artistas, era un programa de aficionados y   nos
agendaban para otros días, nos pagaban 2 pesos 25 centavos por canción. Había
que ahorrar para transporte y comida.

 

Nos fuimos dando cuenta que necesitamos enriquecer el repertorio con canciones rancheras que nunca habíamos cantado, los boleros no eran suficientes.

 

Al enterarse mi padre que estábamos metidos en la música nos corrió de la casa, de la música no van a vivir, fue solo un tiempo muy corto estar fuera de casa.

 

Rápidamente se presentó la oportunidad de tocar en el Bar Atzimba, incluimos dos canciones que gustaron enormemente “Frenesí” de Alberto Domínguez y “Despojo” de Agustín Lara, además de huapangos y
rancheras. Ese fue nuestro repertorio, nos hicimos llamar Trio YoniRonda, teníamos 10 presentaciones a la semana, José Valencia Willy y yo. Ahí empezamos a ganar los primeros pesos.

Mi padre se dio cuenta que era nuestra vocación, cuando empezamos a ganar dinero profesionalmente.

 

En la XEQ seguían las presentaciones y estábamos como novilleros dando faena aun siendo desconocidos”.

-Habrá tenido muchas anécdotas.
Cuéntanos una.

 

Nos detenemos en los Portales y Verónica, pone al audio.

 

“Trabajando en la botica llegó un amigo, Gonzalo González, agente de policía a pedirnos que fuéramos a dar serenata.  ¡Claro!, dónde es,  respondimos.

-Aquí cerca en el centro, solo quiero que canten una canción.

Sí, ¿cuál?

-“Me importa madres”, pero esa no es una canción de serenata, pues esa quiero.

Y al cliente lo que pida.

 

Llegamos al sitio, frente a su casa, cantamos tres veces esa canción de desamor y venganza. Al terminar salió el papá de la novia que también era policía, se tiraron de balazos. A la novia le tocó el balazo en el femur, quedó coja. Terminaron casándose….».

 

Entre ensayos, presentaciones no dejó los estudios ingresó a la facultad de Leyes de la UNAM en 1940, con la ilusión de ser abogado supo combinar sus actividades, sostener sus estudios implicaba tener ingresos, de esta manera logró el título de licenciado en Derecho y siguió con su carrera artística.

 

“En la XEQ había mucho trabajo  y pasamos de ser aficionados ,a la programación de la estación, al mismo tiempo nos llega la oportunidad de hacer temporada en el hotel Reforma  de la ciudad de México que en ese entonces era el más exclusivo cabaret.

 

Nos contrataron para todas las noches, 60 pesos por canción dos turnos diarios. Ahí conocimos a un amigo que cantaba bien y que acompaños algunas veces. Nos hicimos muy amigos, le decíamos Pedrito.

 

Un día, nos llamó el gerente de la XEW, era 1944, nos ofrece ir a la mejor radiodifusora del país, “La voz de la América Latina desde México” era su slogan, solo los mejores artistas se presentaban ahí.

 

Al hacer la audición nos dan luz verde y nos dicen dos cosas: Ustedes trabajan en la XEQ y eso es para aficionados. Así que adiós a la XEQ.

 

Y la otra ¿qué nombre tendrán? Porque ese nombre de yonironda no parece ser el adecuado.

 

Don Emilio Azcárraga Vidaurreta, ya nos conocía, cuando había una fiesta privada o una reunión de artistas nos invitaban, éramos por decir de alguna forma sus consentidos. Don Emilio, nos llamaba: “Mis grandotes”, ustedes se llamarán Trío Tamaulipeco. Él fue quien nos bautiza con ese nombre y nos damos a conocer en la época de oro de la radio y cine.

 

La XEQ, fue el inicio de la carrera musical, aprendimos a ser profesionales, disciplinados en el trabajo y en la vida misma. Perdimos el pánico escénico, el miedo al micrófono y sobre todo tuvimos regularidad. Cuando nos invitan a la XEW,1944 ya teníamos tablas. 

¿Con quienes alternaron?

“En la XEW conocimos a la elite musical del momento, los hermanos Martínez Gil extraordinarios músicos y amigos, Los Tariacuris enormes en el escenario, Pedro Vargas, Agustín Lara, Marco Antonio Muñiz en su carrera inicial, Mario Ruiz Armengol arreglista, compositor, pianista.

 

Acompañamos a José Alfredo Jiménez en sus presentaciones al interior de la república, recuerdo que al término de un show nos montó en su caballo blanco, como le decía a su limosina, y en ese enorme vehículo la bohemia se hacía presente, de repente decía: ´esperen dejen escribir esta canción´. Lo hacía en un pedazo de papel, alzaba la vista para ordenar: ´ahora si pónganle música´.

José Alfredo, fue un artista de lo más grande que haya existido componía en servilletas o lo que tuviera al alcance, unas letras que no era posible componer en instantes, un músico sin límites.

 

Acompañamos también a su esposa Alicia Juárez en los programas de televisión Noches Tapatías a principios de los años sesenta. También trabajamos con Amalia Mendoza “la Tariacuri”, ella tenía un tic nervioso en un ojo y le decíamos de broma que era su aplauso, se enojaba. Todo era un ambiente de camaradería.

 

El famoso   Trío Calaveras, amigos y buenos músicos, con todos ellos alternábamos y cantábamos, sin olvidar a una de las más grandes cantantes Lucha Reyes, en una presentación en Cuautla, en el camerino me dice: ´ “Fallo”, consígueme una botella de tequila´. Sali a comprarle la botella más pequeña, con unos tragos la devoró. Ya en el escenario borracha cantaba como diosa. Yo sosteniéndola del reboso, para que no cayera, media 1.80, eso fue unos meses antes que se suicidara.

 

También recuerdo los duetos con dos mujeres que su voz hacían bajar a los mismos ángeles, Amparo Montes y Elvira Quintana entre otras.

 


¿Qué otro músico le impresionó?

 

“Para mi uno de los más grandes músicos que me dejo impresionado fue el señor Elías Breeskin, padre de Olga Bresskin violinista, actriz y vedette.

 

Era director musical de la XEW, hacía música para cine, director de orquesta sinfónica. Un día fue a vernos, al terminar nuestra presentación, se acercó a nosotros y nos invitó a cantar con una orquesta de 80 elementos.

 

Nunca hemos cantado con una orquesta maestro, respondimos.

-Ustedes tienen calidad y lo harán perfectamente.

 

Cuando llegamos a la presentación los nervios estaban a tope. Resultado un éxito, cantamos canciones de nuestra autoría, boleros, rancheras y huapangos, con los arreglos del director Elías Bresskin   dirigiendo la orquesta, aquello fue majestuoso.

Continuará