Un conservador en palacio
Un conservador en palacio
Pedro
Peñaloza
“¡Triste época la nuestra!
Es más fácil
desintegrar un átomo que un prejuicio”.
Albert Einstein
Si alguien pensaba que el presidente López Obrador
había agotado sus dislates y atropellos a la sensatez, se ha equivocado. Ahora,
el tabasqueño exhibe (de nueva cuenta) su empecinado afán de sobajar y denostar
los derechos conquistados frente al abuso del poder. Por otro lado, tenemos que
reconocer su prístina sinceridad para decir lo que le viene a la mente, con ese
desparpajo que sólo poseen quienes van por el mundo prisioneros de dogmas y de
fundamentalismos.
Sí, no exageramos en nuestra descripción de quién
vive atado al pasado, ese pretérito que no volverá y que el tabasqueño exhibe
diariamente. Recientemente enarboló su machismo, su desprecio por el medio
ambiente y, en general, su evidente distancia de los derechos de tercera y
cuarta generación. Se quedó en el sufragismo básico y en el polivalente Estado
benefactor pigmentado de nacionalismo revolucionario. Sus únicos referentes son
héroes autóctonos bajo una visión maniquea. No ve otros territorios ideológicos
ni los impulsos de diversas corrientes ideológicas en América Latina, mucho
menos al mundo en sus ricos, polémicos, profundos y rupturistas cambios.
Su reiterada crítica al neoliberalismo es anémica e
inconsecuente. Ignora o quizá oculta que la política económica de su gobierno
sigue a pie juntillas los lineamientos de ésta fase del Capitalismo financiero.
Adopta poses verbales radicales contra la riqueza y algunos estereotipos de las
audiencias clasistas, pero no son más que desplantes para los reflectores. En
la práctica no toca ni con el pétalo de una reforma fiscal a las minorías
privilegiadas, ni antes de la pandemia, durante, ni ahora.
Decir que el neoliberalismo favoreció e impulsó el
feminismo, los derechos humanos y el ecologismo, es despreciar las luchas de
los movimientos y destacamentos irreverentes, por lo menos, en los últimos 40
años; y, además, es un monumento a la ignorancia plantear que los procesos
defensivos de las capas oprimidas contra la violencia capitalista fueron
“creados” por la clase dominante.
En realidad, no debería sorprendernos esta postura
reaccionaria del inquilino de Palacio, su conservadurismo es histórico. Así fue
como jefe de gobierno de la CDMX. Lo ha ratificado en los temas del aborto, en
los matrimonios del mismo sexo, en las rebeliones feministas, sugiriendo el
despropósito de que esos derechos se aprueben mediante consultas populares.
Lo que llama la atención es la “amnistía” que le
dan los miembros del gobierno y del partido oficial a sus dichos. ¿Abyección?,
¿ignorancia?, ¿amor al dinero?, ¿al poder? Pobres. ¿Por qué no sostuvo estos
planteamientos conservadores como candidato? Simple oportunismo.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz