Un día después
Pedro Peñaloza
La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda.
Voltaire
- Escenarios.Detengámonos un momento, sólo un momento, para darle rienda suelta a la imaginación o a lo que llaman los sociólogos, escenarios posibles. Intentémoslo, en estos tiempos de frases efectistas y victorias prematuras. Metamos un momento la cabeza al refrigerador y preguntémonos ¿qué pasara si ganara alguno de los tres candidatos en disputa?
- Gana AMLO.Sus seguidores pueblan calles y plazas, festinan el triunfo de su líder y guía. Confirman que las muestras matemáticas de las estadísticas no sólo eran tendencias sino implicaban certezas. El candidato ganador feliz y emocionado informa que buscará al presidente Peña para entablar el proceso de transición y buscar influir en la construcción del Presupuesto de Egresos y en la Ley de Ingresos del 2019. En la fiesta callejera lo rodea una innumerable parvada de saltimbanquis en busca de parcelas del presupuesto. El tabasqueño llama a la unidad y reitera que con el apoyo del Congreso de la Unión echará atrás las Reformas peñistas.
- La victoria es de Anaya. El anuncio de triunfo del panista sorprende a la feligresía de AMLO e inquieta a la cúpula priista. Hay efervescencia en las calles y algunos choques con seguidores de MORENA. El joven imberbe, envalentonado, anuncia que irá por la cabeza de Enrique Peña Nieto y sus socios cercanos. Lo rodean los dirigentes del PAN, PRD y MC con alegría inusitada. Hay damnificados por el triunfo, entre ellos, Felipe Calderón y Margarita Zavala.
- Triunfa Meade.De manera inexplicable, pero sospechosamente entendible gana el candidato del tricolor. Sus contendientes gritan y reclaman un fraude de Estado. Las calles y las plazas se llenan de simpatizantes de las coaliciones perdedoras. Meade se reúne en las oficinas centrales del PRI, donde los líderes “charros” y la burocracia oficial muestran felicidad y abrazos sin fin. El salón es insuficiente. El ex secretario de Hacienda le agradece al presidente Peña su apoyo y le rinde pleitesía a las huestes priistas. Realiza un discurso deshilvanado y ecléctico. Llama a los dos candidatos perdedores al diálogo y acuerdo, con la reiterada frase chovinista y del nacionalismo ramplón: “es por México”.
Epílogo. Alguna de estas historias podrá presentarse. En cualquier caso, ninguno de los tres dará pasos firmes para resolver los problemas estructurales que aquejan al país. Es previsible que los perdedores no acepten su derrota. El país entrará a una zona de incertidumbre, como es inherente en la democracia. La violencia puede asomar sus peores expresiones. La clave será el papel de la sociedad civil organizada.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz