¿UN DOCENTE DEL SIGLO XXI?
¿UN DOCENTE DEL SIGLO XXI?
Por René
Sánchez García
La educación en México es aún
bastante deficiente en comparación con otros países del mundo. Pese a que el
Estado se ha “preocupado” mediante una serie de reformas educativas desde el
gobierno de López Mateos a la fecha, estos cambios y modificaciones sexenales
no han impactado en la excelente calidad educativa de los educandos. Por otro
lado, desde tiempos remotos se ha criticado seriamente la labor de los docentes
en el aula, pese a que hay constancia de la aplicación de programas nacionales
y estatales de formación y actualización profesional. Lo cierto es que en los
exámenes de evaluación nacionales e internacionales a que se han sido sometidos
los chicos de primaria, secundaria y bachillerato, los resultados son bastante
lamentables o penosos. No se diga de los parámetros evaluativos que miden la
calidad de los y las docentes, en la que su preparación profesional entra en
bastante duda.
Estos resultados de la calidad
educativa a la baja, tienen siempre los mismos orígenes. Se habla de la poca
preocupación del Estado por la educación nacional. Igual de los bajísimos
presupuestos que se destinan para todo lo que tiene que ver con todo esto, que
incluye a los edificios escolares y el equipamiento de las aulas con recursos
tecnológicos de actualidad. Las constantes reformas educativas sexenales que
nunca logran evaluarse. La utilización de teorías educativas importadas de
otros países que no surten efecto debido a las condiciones socioeconómicas de
los educandos. La poca o nula intervención de la iniciativa privada que
coadyuve a apoyar las acciones del Estado. Las condiciones de pobreza de los
profesores y profesoras de estos niveles en relación con sueldos, salarios,
prestaciones sociales que perciben, así como el problema de su jubilación o de
sus Afores.
Hoy, la iniciativa privada, la
iglesia, el gobierno, la sociedad civil y los estudiosos de los fenómenos
educativos desean cada uno, una nueva forma de educación de tipo nacional que
favorezca en parte a sus intereses. Así, por ejemplo, se habla ya de un nuevo
docente emergente para este siglo XXI, lleno de avances tecnológicos, de
cambios y transformaciones sociales y de formas variadas de ver y vivir la vida
con libertades de todo tipo. Un grupo intelectual lo desea así: “El docente del siglo XXI tiene que ser un
docente culto, una persona que lee mucho, que domina los medios de
comunicación, que va al cine, que escucha música, que va al teatro, que viaja,
alguien con una mente abierta y permeable”. Este tipo de política educativa
y de profesor tradicional enciclopedista lo tuvimos en México, allá por los
años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado y fue duramente criticado
por el despertar social del 68 en México y el avance de la tecnología en el
mundo. Pese a todo lo anterior, dicho modelo sigue siendo pilar o base para
transformaciones futuras.
Pensamientos y acciones que
nada tienen que ver con el papel del docente actual, que ha luchado por dejar
de ser un dispensador tradicional de conocimientos de todo tipo, para
convertirse en un facilitador del aprendizaje que fomenta el pensamiento
crítico, la colaboración grupal, así como la construcción de habilidades para
la resolución de problemas en sus estudiantes. Profesores y profesoras que han
tenido que capacitarse para poder integrar la tecnología en sus sesiones
áulicas diarias y fomentar un ambiente de aula centrado en el alumno. Por ello
bien se dice, que los docentes de hoy, antes que ser especialistas en sus
asignaturas, deben ser Maestros de Vida y lo son verdaderamente en medio de esta crisis de valores.
Aprovecho este espacio para
enviar una felicitación sincera, a todos y cada uno de los profesores
veracruzanos y de mi bello municipio de Coatepec, por celebrarse este 15 de
mayo: El Día del Maestro, la
profesión más bella del mundo. Sin nuestros mentores docentes no habría ningún
avance en la Ciencia, Tecnología, Artes y demás conocimientos, sin olvidar todo
aquello que tiene que ver con los sentimientos más puro del alma humana…