UN SOLO HOMBRE Y SU CÍRCULO
UN SOLO HOMBRE Y SU CÍRCULO
Uriel Flores Aguayo
Es fascinante la historia de los líderes políticos
que definen,por si solos, etapas de sus paises y , en caso de Hitler , del
mundo. Es su personalidad, ideas y visión lo que arma gobiernos y marca ruta de
las sociedades; modelan momentos y dan identidad a pueblos. Se trata de hombres
fuertes apoyados en la propaganda, la sumisión de sus grupos y una parte de vez
en cuando mayoritaria de la sociedad.
Sus ideas, aveces reflejos pálidos del entorno o
meras ocurrencias, impactan en la política, la seguridad, la economía, la
educación, la justicia, etc.. Generan un culto a la personalidad que alimente
su narcisismo. Hay casos “ normales” y casos patológicos. Sus límites es la
edad, la salud o la constitución política. Pueden decidir obras faraónicas sin
estudios previos de nada; pueden suprimir derechos y disidentes o, en caso
extremo, aplicar violencia física selectiva o de masas. Su poderío personal y manejo
del Estado como asunto de familia es disfrazado con figuras del tipo del
partido, el congreso, las consultas y el pueblo. Su discurso es excluyente con
tonos de ofensa. Es de descalificación. Intenta anular al otro, incluso lo
deshumaniza. Dividen a la gente entre buenos y malos, obviamente ellos se
colocan entre los primeros. Es impresionante el nivel de poder que pueden y
quieren acumular. Son reyes. Normalmente intentan eternizarse en los cargos.
Trabajan para su popularidad. Supeditan todo, incluso la seguridad, a su
imagen. Trabajan para la historia con un supuesto legado. Levitan. Saben todo,
hablan mucho y reparten beneficios clientelares. Son patrimonialistas; no
distinguen al gobierno de lo que es su partido. Esa combinación es letalmente
corrupta. Sin Estado de Derecho pleno brota la discrecionalidad y los abusos.
Sostener ese tipo de popularidades mesiánicas va en sentido contrario a la
democracia. El diálogo se transforma en monólogo; la visión de uno o de pocos
anula la pluralidad y los pueblos son adoctrinados con propaganda y sectarismo.
El líder gobierna a solas, no escucha a nadie, no hay quien lo pueda asesorar.
Únicamente su círculo más estrecho es informado de algunas medidas. A cambio le
permite hacer negocios y ejercer algún nivel de poder. Es tanto el poder
acumulado que, en algunas áreas, pueden intervenir las esposas y los hijos.
Todo el sistema de representación y los niveles de poder se reducen a los
intereses y caprichos de un grupo. El voto y los partidos son una formalidad, igual
el Congreso. En privado, caseramente, se deciden asuntos de Estado. Se trabaja
para el carisma y se apela a la fe; que los fieles crean y apoyen. El escenario
ideal para la reproducción del discurso oficial son los actos de masas:
reproducción de imágenes y consignas para afianzar identidad básica de las
bases. El discurso se sostiene en cuentos, mentiras y demagogia. Es repugnante
el grado de manipulación. Sin diálogo ni debate se dice lo que sea, aun lo más
descabellado. No toleran la crítica ni practican la auto crítica, son
intolerables. En su mundo de fantasía los aciertos es resultado de su
genialidad, mientras que los fracasos tienen que ver con conspiraciones. Son
patológica mente mentirosos. Evidentemente no son buenas personas; las
ideologías no les interesan. Gobiernan para el espejo. Se requiere una
formidable reserva ciudadana para superar esos momentos de la historia. Volver
a situaciones de normalidad democrática es complejo y difícil pero no
imposible.
Recadito: exijamos a Tránsito Estatal que pare de asaltar en Xalapa.