UN ÚNICO ENCUESTADO
UN ÚNICO ENCUESTADO
Por Aurelio Contreras Moreno
El “show” político montado por el régimen de la
autodenominada “cuarta transformación” para darle cauce a la postulación de la
candidatura presidencial de Morena, es una suerte de simulación combinada con
un mecanismo de control de daños ante eventuales rupturas.
Nadie con dos dedos de frente y un mínimo de
honestidad intelectual puede negar que el obradorato es, esencialmente, una
restauración de las prácticas del antiguo régimen priista postrrevolucionario,
que anteponen la hegemonía del Estado por sobre los individuos y que es,
necesariamente, autoritario, como un mecanismo para mantener y perpetuarse en
el poder.
Uno de los pilares del sistema ultrapresidencialista
que sostuvo esa hegemonía del PRI durante 70 años es lo que el ex rector de la
UNAM Jorge Carpizo definió como las “facultades metaconstitucionales del
presidente”, que como el concepto mismo lo indica, son atribuciones que no
están plasmadas en la Constitución ni en ley alguna, pero que el mandatario en
turno ejercía a plenitud.
La principal de esas facultades era la
prerrogativa del presidente en funciones para elegir a su sucesor, lo cual
significaba la cúspide de un poder ejercido de manera cuasi omnipotente durante
el periodo sexenal correspondiente.
Siendo Andrés Manuel López Obrador heredero
directo de esa forma de concebir a la política y el gobierno, lo cual ha
demostrado sin asomo de duda durante todo el tiempo que lleva gobernando,
resulta ingenuo pensar que esté dispuesto a renunciar a tener el control total de
su sucesión. Por todo lo que ello implica y porque es el presidente que más
poder ha concentrado en las últimas tres décadas.
Pensar que López Obrador va a dejar en manos de
una encuesta la decisión sobre quién va a sucederlo –porque, además, dan por
hecho que Morena ganará las elecciones presidenciales del año entrante- es
infantil. Así que lo que estamos viendo estos días es una nueva forma de jugar
al antiguo juego del “tapado”.
Hasta ahora, todo indicaría que la “favorita”
de López Obrador es Claudia Sheinbaum. Es sumisa a lo que el tabasqueño diga
–al menos, todavía- y se formó políticamente a su vera. Sin embargo, su gestión
en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México fue un desastre y los
fantasmas de la Línea 12 del Metro la perseguirán todo el tiempo. Amén de que
no es precisamente una persona carismática ni simpática, de las que arrastren a
las masas, por lo que depende exclusivamente de la figura de López Obrador para
sobresalir.
Por eso es que, desde el principio, el presidente
abrió el juego a otros “suspirantes”. Dos de los cuales claramente no están en
su horizonte –Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal- y otro que, sin ser tampoco en
absoluto el “rey de la alegría”, es cercano a él y ha demostrado ser un operador
político frío y sin escrúpulos, del mismo estilo que López Obrador: Adán
Augusto López Hernández, quien, como el presidente, también es tabasqueño y ex
priista.
No hay una sola encuesta en la que Adán Augusto
aparezca siquiera como un aspirante competitivo frente a Sheinbaum y Ebrard.
Pero bajo la premisa que maneja el obradorato de que quien sea el candidato o
la candidata de Morena tendría “asegurado” el triunfo –como en los mejores años
del viejo PRI- gracias a la popularidad de López Obrador –y, sobre todo, a los
programas sociales clientelares-, aquello sería lo de menos.
López Obrador juega al juego del “tapado”
–aunque jura que no- porque eso le da la oportunidad de medir alcances y,
particularmente, lealtades. Además de que deja menor margen de maniobra para un
eventual –e improbable- rompimiento, mientras el proceso para definir al
abanderado de Morena los mantendrá haciendo campaña los siguientes dos meses y
medio. De manera ilegal, por cierto, porque la ley prohíbe la promoción
político-electoral en estos momentos. Pero ya sabemos que al obradorismo eso de
la ley le vale madre.
La realidad es que solo va a haber una
encuesta, con un único encuestado.
Sin
combustible
La que luce desinflada es la secretaria de
Energía, Rocío Nahle, quien ha desaparecido del ojo público en Veracruz desde
hace varias semanas, mientras los “suspirantes” locales se mueven como locos.
Ya hasta hay quien afirma que la zacatecana fue
“bajada” de la sucesión en Veracruz. Lo cierto es que sus posibilidades dependen
de que la refinería de Dos Bocas funcione en algún momento y produzca gasolina.
Y hasta el momento, a prácticamente un año de
su “inauguración”, ni gota.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras