UNA DESIGNACIÓN EN LA UNAM
UNA DESIGNACIÓN EN LA UNAM
Pedro Peñaloza
“Lo mejor que el mundo tiene está
en los muchos mundos que el mundo
contiene”.
Eduardo Galeano
En la noche del primero de abril
se sabrá quién dirigirá la Facultad de Derecho de la UNAM. Siendo una de los recintos
más grandes, diversos e importantes de la universidad, se vuelve trascendente
la elección de director o directora, máxime en estos momentos donde se
necesitan egresados críticos y reflexivos de la situación del país.
Se supone que para el nombramiento
de los directivos de las facultades e institutos se valoran distintos elementos
que garanticen que la mayoría de la comunidad se sienta identificada con la
persona designada.
Desgraciadamente, al momento, no
se cuenta con otros elementos que pudieran ayudar para interpretar las
aspiraciones colectivas de las mayorías. Por ejemplo, un debate entre los
finalistas sería una variable ilustrativa y pedagógica de gran importancia. Hoy
se cuenta sólo con manifestaciones de apoyo y cartas individuales o colectivas
dirigidas a la Junta de Gobierno. No me opongo a ello, pero resulta
insuficiente y limitado.
Volviendo a la valoración global
que debe hacer el Rector y la multicitada Junta, es pertinente plantear una
interrogante clave: ¿Qué tipo de relación pretende tener el Rector en y con la
Facultad de Derecho?
Si la respuesta del joven Rector
es sensata y equilibrada (como tengo la impresión que es él), el nombramiento
favorecerá a una de las dos mujeres propuestas en la terna, y de ellas, quien
tiene la mayor experiencia en la Facultad y ha recorrido gran parte de la
estructura académica y administrativa, Sonia Venegas, hoy Secretaria General,
quien ha levantado la bandera de los derechos de la mujeres con genuina
convicción.
Por si algo faltara, dicha
aspirante propone un programa sólido, actualizado y de largo alcance, que abre
posibilidades para el desarrollo integral de la comunidad estudiantil,
académica y administrativa, con conocimientos de la dinámica y diversidad dentro
de la Facultad.
Si existe otra visión del Rector,
compartida por la Junta (que me niego a imaginar del economista Lomelí), al
nombrar una opción lejana a la vida cotidiana de la Facultad, implicará una
fisura institucional en la convivencia interna y una fase de desgaste
innecesario que lastimaría la vida universitaria.
A unos días de la definición, es
deseable que las autoridades tengan claro que su decisión debe contar con los
elementos académicos necesarios y, sobre todo, la sensibilidad que exige el
caso. El binomio debe ser: cambio con estabilidad. Se daría una buena señal
para contrastar con los tiempos autoritarios. La UNAM tiene la obligación de
dar un buen ejemplo. Ya veremos.
@pedro_penaloz