Una Vida de Trabajo
Una vida llena de trabajo
Por Rafael Rojas Colorado Estas líneas develan una vida de trabajo, una historia desde el despertar de la adolescencia hasta el umbral de la tercera edad, esculpida en la Compañía Nestlé. Altagracia Texon Galicia apenas había terminado su niñez y ya requería de un empleo. A invitación de una amiga se presentó en las oficinas de la CTM, en ese ayer se ubicaban frente al parque de la ciudad de Coatepec, Veracruz. Cientos de agremiados se apretujaban en ese espacio cumpliendo sus obligaciones sindicales, el secretario general lo fue el señor Rufino García, la cuota sindical tenía un valor de setenta centavos. La vida le comenzó a sonreír, pues fue seleccionada junto a cuatro mujeres más para ingresar a la Compañía Nestlé, empresa que estaba a punto de comenzar su producción en este pueblo. Las agraciadas fueron: Fabiola Varela, Ramona Córdoba, Refugio Luna Serena y Altagracia Texón Galicia. Se estremece de emoción al recordar la entrevista que le hizo el primer gerente de la fábrica, señor Holmes Calder, fue en unas oficinas que se ubicaban en la calle Ignacio Zaragoza, lo primero que le recomendó es que se cortara el cabello, así lo exigía el reglamento interior de trabajo. El secretario general del sindicato estaba representado en la personalidad de Jorge García Ramírez, en otras carteras lo acompañaban Pompeyo Sánchez y don Antonio Montero. Altagracia recuerda una fábrica pequeña y rodeada de árboles de naranja y mucha vegetación, la frescura de las aguas del río Pixquiac con su melodioso murmullo la acompañarían por muchos años en sus jornadas de trabajo. Ese entorno que mediaba los años cincuenta lo matizaba el sosiego de la provincia, las costumbres y tradiciones propias del pueblo coatepecano. Aquel inolvidable 14 de julio de 1955 Altagracia realizó labores de limpieza en el comedor y otras áreas, en 1956 cuando la empresa comenzó su producción, fue removida a la lavandería, más adelante se especializó en el departamento de Hojalatería, operaba la máquina que daba forma a los cuerpos de los botes que se utilizarían para la leche condensada. Tiempo después se desempeñó eficientemente en el departamento de Embalaje donde el jefe lo era Piux Kaufman, etiquetaba botes y suplía a los encargados embalando los botes con producto terminado en cajas. Allí se mantuvo por espacio de nueve años, finalmente regresó a Hojalatería para operar la máquina formadora de cuerpos para leche nido. Recuerda aquella primera generación de jóvenes que fueron el cimiento de la fuerza de trabajo, edificando las columnas de productividad de tan importante empresa. Altagracia, entregada en cuerpo, alma y corazón al trabajo, no se dio cuenta como la adolescencia la abandonó para convertirse en una persona adulta, entre muros, paredes y el bullicio de las máquinas, las horas de labores fueron consumiendo su juventud, pero finalmente le irguieron el orgullo y la dignidad, exaltándola como una mujer útil a la empresa y a la sociedad. A lo largo de los años de trabajo recibió muchos reconocimientos entre los que más sobresalen son las medallas y diplomas por su profesionalismo, las que más le orgullecen son las de 10, 37, 40 y 43 años de servicio porque en ellas vislumbra sus años de trabajo sustentados en la puntualidad y responsabilidad en su diario quehacer. Altagracia Texón Galicia, su edad apenas 17 años cuando, a través del sacramento del matrimonio, se unió al joven Abel Rivera, con quien procreo cuatro hijos: María Eugenia, Alejandra, Abel Roberto y Mario, las dos primeras tituladas en medicina general, el tercero en contaduría y el cuarto abogado. Altagracia le agradece a Dios la oportunidad de vivir, de haber formado una familia, de obtener un trabajo que le dio la oportunidad de comprar una casa y apoyar a sus hijos para que se formaran como profesionistas, que más se le puede pedir a la vida. La empresa la invitó a la ciudad de Toluca, visitó acogedoras oficinas, aulas de capacitación y de recreo, compañeras de su departamento compartieron con ella esta hermosa vivencia en compañía Nestlé, al día siguiente la estaba esperando la jubilación. Doña Altagracia posee el título de una mujer dedicada al trabajo, ahora en la soledad de su hogar, cuando los hijos ya se marcharon, evoca su vida y sus ojos se humedecen, tal vez de emoción, quizá de tristeza, solo ella lo sabe, pero al mismo tiempo la alegría le hace latir su corazón, ella cumplió con satisfacción todas las prueba que su destino le trazó llegando a ser ejemplo de trabajo y orgullo para sus hijos, para su sindicato y para la empresa y sentir la emoción florecida de que todo lo que realizó bien valió la pena. Sean estas líneas un humilde reconocimiento a una trabajadora de la primera generación de Nestlé en Coatepec, Veracruz.