Urgen cambios si Cuitláhuac quiere sobrevivir
Por Edgar Hernández
¡Los titulares de las áreas de seguridad pública, política interna y el Congreso deben removerse!
Tal vez el Peje no quiera que se vaya Cuitláhuac García.
Tal vez esté dispuesto a defenderlo hasta la ignominia. Tal vez lo deje dos años. Tal vez hasta que aprenda, pero lo que no podrá permitir por sobrevivencia, es que la ingobernabilidad en Veracruz se transforme en un repudio social generalizado que cierre la puerta de una vez y para siempre a Morena.
Veracruz, hay que tener presente, es la tercera reserva electoral.
Fue la entidad que dio a Andrés Manuel López Obrador dos millones de votos. Es Veracruz, el enclave del proyecto nacional de la Federación, la plataforma de la Cuarta Transformación.
Es la entidad que no puede ser gobernada por un tonto con iniciativa.
Y está bien que el jefe de las instituciones nacionales entregue todo el chance a Cuitláhuac para que cumpla con la curva de aprendizaje o que por sus tanates decida no removerlo, pero inadmisible para el proyecto federal del Peje que los amigos, los amigos con privilegios y las familias de los amigos con privilegio del llamado “Cuicaras”, pongan en riesgo el proyecto nacional.
Y es que en Veracruz, en los hechos, gobierna la ingobernabilidad.
El proditorio asesinato de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo Orea, su esposo y chofer, acribillados a mansalva presuntamente por fuerzas oscuras de Morena –no hay señales de que haya sido el crimen organizado- derrama el vaso de una pretendida gobernabilidad.
Hacen que Cuitláhuac se vaya de bruces.
Ya de meses atrás rabiosos morenos ofrecieron 300 mil pesos a la alcaldesa hoy asesinada si renunciaba al cargo. El propio “vicegobernador” Manuel Huerta, repudió en su momento la “traición” de Maricela, quien había decidido migrar de Morena al PAN, y en la víspera del atentado, fue de nuevo advertida, amenazada y cumplido el ajusticiamiento, ayer en horas de la tarde.
A Cuitláhuac le pasó, para no variar, de noche el asesinato, igualito que la masacre de Minatitlán en donde tres horas después y luego de divertirse viendo un partido de futbol en el “Pirata Fuente”, reaccionó.
Con ello, el gobernante muestra una vez más, que no trae los hilos de poder, que no tiene control ni siquiera de su partido; que la inseguridad reina en el estado y que la sociedad, por más que López Obrador diga lo contrario, está hasta la madre de los magros resultados.
La honestidad no resuelve.
Y si el presidente persiste –como se ha visto por cuatro ocasiones- en apoyar sin remedio a su invento, a su “Juanito” veracruzano, es previsible que no tenga por qué tolerar al grupo de impreparados y abusivos del poder que no atan ni desatan.
Particularmente los que se mueven en las áreas estratégicas de la seguridad pública, procuración de justicia, la política interna y el poder legislativo.
Al Secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, su ignorancia y ausencia de conocimiento de la plaza dieron lugar a que sienten sus reales siete carteles del crimen organizado, poniendo en alerta a los 212 municipios. No hay presencia policiaca. Se carece de una estrategia para combatir a los criminales. Las alianzas policía-criminales no las puede evitar y la disputa por las plazas crearon bastiones inexpugnables en los corredores Coatzacoalcos-Minatitlán, en el sur; en Veracruz-Boca del Río-Alvarado; en Córdoba-Orizaba-Ciudad Mendoza, en el centro; Pánuco es de los criminales metidos en la política y Xalapa-Coatepec, ya quedó en manos de una nueva organización denominada “Cartel del Siglo”.
La otra calamidad que arrastra Cuitláhuac García se llama Eric Cisneros, un insolente impreparado a quien lo único que le sale bien es el pleito callejero, el pleito de cantina y su perro afán por tumbar al Fiscal General, Jorge Winckler “para Navidad… No, no: para Reyes… ¡Perdón, para abril o para mayo”! Cisneros ha metido en tremendas broncas al gobernador, ha puesto en riesgo la propia integridad del ejecutivo. Lo ha empinado en cosas elementales y lo ha obligado a resolver problemas que son de la competencia del responsable de la política interior. Todo ello amén de que es mala sangre y no cae bien ni a la ciudadanía, ni a los morenos, ni a los partidos políticos… ¿Qué hace aquí en una tierra que ni conoce, se preguntan los veracruzanos?
La cereza del pastel la conforma el Fiscal General, quien, gracias a las divisiones de los diputados de Morena, encabezados por el más íntimo del poder central, Juan Javier Gómez Cazarín, un político torpe que provocó la inamovilidad de Jorge Winckler. Feliz Miguel Angel Yunes Linares, Felices los panistas que Morena y el gobernador sigan por el camino de la derrota electoral.
Los cambios, en ese fatal escenario, urgen. La cabeza de Cuitláhuac está de por medio si no se aplica y remueve a los pendejos que lo rodean.
El umbral de paciencia y tolerancia de López Obrador es alto… pero no tanto. Mañana llega de nuevo a Veracruz a entregar, por quinta vez, su apoyo al atarantado de Cuitláhuac García… pero ¿hasta cuándo?
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo