¿Usted qué haría?
¿Usted qué haría?
Por Salvador
Muñoz
Trabajar o robar…
un hombre levanta un cartel con esa leyenda en medio de la protesta de
comerciantes que este martes hicieran frente a Palacio de Gobierno. No tenemos
“Nueva Normalidad”, tampoco muchos tienen dinero para subsistir… de cierto modo
es comprensible su reclamo o su demanda: dejarlos trabajar.
Dijera el
“inclítoris” Peña Nieto: ¿Ustedes qué hubieran hecho? o el mismo Diego
Verdaguer: ¿Usted qué haría? y me refiero si usted fuera la autoridad, en este
caso, el Ayuntamiento de Xalapa… no el comerciante y el dilema que deja en
puerta de Palacio de Gobierno: Trabajar o robar.
La respuesta del
gobierno municipal tras la protesta es analizar cuáles comercios pueden abrir,
de manera escalonada y aplicando las medidas sanitarias que exige la
contingencia… suena bien, pero somos muy complicados los ciudadanos…
El pasado domingo,
como cada fin de semana, hacemos la despensa para los abuelos y para nosotros.
La Mujer me arma con guantes, cubrebocas, careta (la carota la pongo yo como
chamaco, cuando tu madre te ponía un suéter que no te gustaba y tenías que
salir así) y agréguele el gel antibacterial… ¡para qué! Si al cliente le vale
un comino la sana distancia, cuantimás al vendedor… atrás de mí, formado eso
sí, a un metro de distancia (a esta Susana le faltó un brazo), un joven sin
cubrebocas… vuelvo al segundo párrafo de esta columna: Dijera el “inclítoris”
Peña Nieto: ¿Ustedes qué hubieran hecho? o el mismo Diego Verdaguer: ¿Usted qué
haría? Y no me refiero a mí, como cliente, sino al vendedor de frutas y
verduras de la Rotonda: ¿le hubiera pedido a su cliente que no entrara si no
contaba con cubrebocas o le hubiera facilitado uno?
Nina, mi can-hija,
anda mal de la cadera… ahí voy a sacar las radiografías y las llevo más tarde
al Médico Veterinario… no lo encuentro, pero dejo las placas en la tienda que
está debajo del consultorio y me topo con un letrero: “Entre con Cubrebocas”…
y así entré. Hasta da gusto la demanda de la señora de la tienda.
A qué voy… si el
comerciante quiere abrir su negocio, debe ser el primero en comprometerse a
cumplir las medidas pertinentes que lo protejan a él y a sus empleados, por
principio; luego, a sus clientes… protegido él, protegidos todos. Luego, las
autoridades municipales, las de salud, las de Protección Civil y las que haya a
lugar, ¡chambear! es decir, recorrer la ciudad, y supervisar que se haga, que
se cumpla y actuar en consecuencia si no lo es…
Conste, me refiero
a lo que se llama comercio no esencial entre los que no incluyo a bares,
cantinas, antros o centros nocturnos donde se concentra un alto número de
parroquianos… pero esto sería ideal si tuviéramos como sociedad, tres dedos de
frente…
Porque si ya de por
sí, en mayo, AMLO hablaba que tenía programado perder 350 mil empleos, hoy, si
nos va bien, dice que quizás se pierdan un millón… el Inegi tiene otros datos:
12 millones de mexicanos. El panorama no es alentador y más cuando estoy seguro
que esos manifestantes de ayer, frente a Palacio de Gobierno, son
empresarios-orquesta (son maestros, bateristas, guitarristas, cantantes,
bajistas… son Todo en su negocio)… acumule al empleado de la tienda… el que
aún es empleado…
¿Se puede culpar a
los gobiernos de esta crisis económica (olvide la de salud) por la que
atraviesa este sector de nuestra población? Y me refiero a un sector porque no
todos tenemos el privilegio de trabajar desde casita, a toda madre, y sólo
checando si ya cayó el depósito… en parte no… en parte sí…
En parte no, porque
sigo viendo que a pesar de que estamos en Semáforo Rojo, mucha gente no guarda
los principios básicos de Sana Distancia, uso de gel, cubrebocas, no exponerse
innecesariamente, etcétera. Se los juro… hay gente que pone en la Fe su salud
sin importarle arriesgar la de su madre… hay gente que ya me mandó al infierno
por no recibirle un ensalivado papel donde venía la Palabra de Cristo…
En parte sí, porque
quien debiera poner el ejemplo y ser el primer demandante de protegerse para
proteger a los demás, no lo hace… sí, el Presidente.
Lo que sí es
cierto, es que nuestras autoridades tienen un gran dilema entre la salud y la
economía, visto desde lo macro, porque desde lo micro, ése que vive al día,
define mejor su entorno: trabajar o robar… ¿usted qué haría?
smcainito@gmail.com