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VAGABUNDA

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VAGABUNDA

Por Rafael Rojas Colorado

 

            Vagabunda, se llamaba Flor, la prostituta que vendía su cuerpo en casa de Margarita. La maldad estaba marcada en su ser ¿por qué? Preguntas sin respuestas. Una mañana el mar la arrojó en la paya de “Puerto Gaviota”, humilde poblado de pescadores. Cuando se despertó estaba desaliñada por completo, perdida de la noción de donde se encontraba, parecía una moribunda, tal vez una pordiosera, el hambre le castigaba las tripas. La encontró Mario Ávila, le ofreció ayuda, pero la rechazo y camino rumbo al poblado. Un vendedor de plátanos le regaló uno, pero ella engullo cinco, le preguntó por una casa de citas, sabía que su belleza física le daría de comer, pero para su desgracia en ese pueblo no existía nada de eso.

            Arrastrando sus pies descalzos y con el alma destrozada llegó al único bar de ese lugar, se leía en la entrada “PERLA NEGRA”. Pidió de comer y una cerveza fría, Perla, la mujer que atendía la taberna le contestó con brusquedad, aquí se toma la cerveza y el habanero como el tiempo lo indique, aquí no hay refrigerador. Al terminar de complacer su estómago, dijo que no tenía dinero para pagar, pero dejaba un anillo que valía más que lo que consumió, Perla, la muchacha y nuera del dueño con enojó le gritó que no era casa de empeño, que debería de pagar. Finalmente, don Pascual Ávila le ofreció quedarse, techo y un poco de comida se lo aseguraba, aunque los hijos y la nuera se opusieron, don Pascual tenía voz absoluta en la familia. Flor se quedó a vivir por un tiempo en la taberna, le dieron su cuarto. A los pocos días el viejo Pascual la hizo su amante, ella no opuso resistencia alguna, cada noche o cada vez que el patrón la deseaba, la visitaba en secreto por las noches, pues la prominente belleza de flor lo deslumbró al verla. Perla, esposa de Miguel, presagiaba una tragedia y luchaba por que la vagabunda se marchara de Puerto Gaviota, más aún de su casa.

            Vagabunda es una novela de Luis Spota, la publicó en 1950 y está matizada con el entorno de esa época. Cuenta una historia objetiva, la delicada prosa mantiene en tensión al lector en cada una de sus expresiones porque se desea saber el desenlace que poco a poco se va convirtiendo en tragedia. Los Ávila, Pascual y su hijo Miguel, son contrabandista de oro, llevan el oro en la lancha a un punto del mar en el que los esperan los que lo requieren, ellos reciben una comisión por el trabajo, pero ante los ojos de los pobladores son hombres de bien porque se dedican a la pesca, pero tienen la mejor casa del pueblo y la mejor lancha, “La Bonita”.

            Los bellos ojos, la sensual sonrisa, su faz, los erectos pechos y piernas bien torneadas en esa blanca piel de Flor, enamoran irresistiblemente a Miguel, también la hace su amante. Flor obtiene del viejo seguridad económica y del hijo la fogosidad de un cuerpo joven. Vaya, que inteligente son las mujeres. Padre e hijo prueban el néctar de esa boca, el mismo fruto de ese cuerpo sin saberlo entre ellos. Pero Perla, esposa de Miguel, sí sospecha, va a la lancha LA BONITA y los sorprende en la traición, pero ella encuentra la muerte a manos de su esposo a pesar de estar embarazada. Nueve días después don Pascual organiza una fiesta y arregla con el sacerdote todo para desposar a Flor, para que sea su esposa y nada más de él, lamentablemente el destino conspira y se da cuenta de que su hijo lo engaña con la vagabunda, y lo mata.

            Los Ávila vivieron hundiéndose en el lodo, la presencia de la vagabunda acabó con esa familia en pocos días, los destruyó porque la tormenta de la maldad vive en su cuerpo y en su alma, las bajas pasiones y el desprecio por el Mario, el hijo que nació con defectos físicos los hacía vivir en el mismo infierno. El desenlace descúbralo usted, amable lector, con toda seguridad vivirá este drama en el que, a través de la novela, usted conocerá la singular belleza de Flor, la vagabunda por la que ya se habían matado en alta mar Carioco con Pedro Riel.

            Delicada prosa, estilo seductor en cada expresión literaria que ubica al lector en el mismo escenario de los hechos, así escribía Luis Spota.

           

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx.