VENCER Y CONVENCER
OPINIÓN
VENCER Y CONVENCER
Por Uriel Flores Aguayo
El ejercicio del poder supone el dilema o el complemento del
título de este artículo. Se supone que las elecciones convencieron a la
ciudadanía para dar un mandato a los vencedores y, por tanto, podrían gobernar
o representar sin más por hacer. Pero eso es en la teoría. Los electores
respaldan personas más que programas. Suponer que los electos reciben una
especie de cheque en blanco es desconocer el sentido más amplio de la
democracia. El ejercicio político en liderazgos partidistas, representaciones
legislativas y cargos ejecutivos implica participar en la vida pública; en su
caso, con mayor obligación. Esto significa que tengan voz sustancial, más allá
de boletines, que fijen posturas constantemente, que expliquen y defiendan sus
decisiones y que establezcan diálogo y conversaciones públicas incluyendo a la
sociedad en todo lo relacionado a sus funciones. Es una manera extendida de
seguir convenciendo ahora en específico, en el día a día, ante los
acontecimientos y las reacciones a sus actos. No deben, pues adoptarían un
papel negativo, ausentarse del debate público. Estar o no en las conversaciones
públicas no es opcional para los gobernantes y líderes del partido hegemónico,
es su obligación; si se salen degradan su función y pierden legitimidad. Esas
condiciones incluyen, por supuesto, a las oposiciones.
En el caso de VERACRUZ es obvio y actual la
ausencia de los líderes del partido MORENA y los legisladores en el debate
público. Imitan al viejo PRI que, cuando era mayoritario, despreciaba las
discusiones y diálogos, no asistía a los encuentros partidarios en las
elecciones y aplastaba con votos cualquier debate parlamentario. Era una
postura soberbia y anti democrática. Ahora ocurre lo mismo con la nueva clase
política gobernante, tradicional en ese sentido. Salvo en las campañas
electorales cuando se les ve un poco más es notoria su actitud ausente de las
deliberaciones públicas. No dicen nada, no explican nada, no intentan convencer
de nada. Se conforman con el facilismo de la propaganda, con un discurso hueco
y demagógico. No pasan de las consignas. Habría una duda: si únicamente es una
soberbia típica del poder o si carecen de capacidad para defender su programa y
sus políticas. Tal vez crean que son listos y que están en lo correcto. Pues
no. Pierden el debate sin darlo y terminarán derrotados en la lucha de las ideas.
Están desperdiciando tiempo y oportunidades valiosas. Algún día, pronto,
comprobarán que debieron ser demócratas y, en consecuencia, asumir el lado más
difícil del ejercicio del poder, es decir, explicar y convencer
dinámicamente.
Guardando todas las proporciones vale la pena recordar el pasaje
histórico vivido por Don Miguel de Unamuno y Jugo, escritor y filósofo Español,
que siendo Rector de la Universidad de Salamanca, en tiempos del dictador
Franco, expresó el 12 de octubre de 1936 ante el militar Millán-Astray y
Terreros lo siguiente: » vencereis, porque tenéis sobrada fuerza bruta.
Pero no convencereis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir
necesitareis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil
el pediros que penseis en España. He dicho.». Hay una similitud básica
entre las causas del lucido razonamiento del sabio Unamuno y las del ejercicio
tradicional y pragmático del poder actual a todos los niveles. En aquel
entonces el trato era con los militares que habían ahogado a la República,
ahora es con autoridades electas democráticamente que rehuyen la inclusión, la
tolerancia, el diálogo y los acuerdos como norma esencial de gobierno y
liderazgo. Muchas veces van más allá del desprecio a las ideas, descienden a los
añejos actos caprichosos y patológicos del poder. En esa línea anacrónica no
sólo desprecian a la inteligencia y son intolerantes por acción u omisión,
pasan a actos represivos y de abuso de poder contra personas e
instituciones.
No se descubre el hilo negro, el mundo actual no se puede regir
por ocurrencias y pura propaganda. Los votos son un mandato que requiere
fortalecimiento con eficacia y convencimiento. Están obligados a persuadir para
ganar y a persuadir para gobernar.
Recadito: ¿¿¿alguien sabe si hay todavía Ayuntamiento en XALAPA???…