VERACRUZ 2014
Héctor Larios Proa
Concluyeron los XXII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, que estuvieron llenos de emociones y destellos de escenas inspiradoras amalgamadas algunas de ellas con una estética resultado del dominio corporal y técnico de alguna disciplina deportiva, y una firme fortaleza mental. También vimos acciones dramáticas de lesionados y vencidos en una justa donde nadie pierde en realidad. La fiesta de la juventud expresada deportivamente se vincula a una competencia entre naciones pero que no hace mejor a una de otra son simples expresiones de las distintas formas de organización que repercuten en el resultado.
Durante toda la competición los medios destacaban el duelo entre Cuba y México por el campeonato en el medallero, como si esto per se, determinara una supremacía global. Si bien las comparaciones son odiosas, nadie se detuvo a considerar las diferentes condiciones de cada una de las delegaciones en cuestión.
Cuba es el ganador de Veracruz 2014, resultado que no avaló el pronóstico de los directivos mexicanos de ganar la justa con 126 medallas áureas. Los caribeños participaron con 652 deportistas, 409 hombres, y 243 mujeres, los cuales lograron colgarse 123 de oro, 66 plata y 65 bronce, para mantenerse en primer lugar desde la edición de Panamá en 1970.
Por su parte, la delegación mexicana la conformaron 700 atletas, que participaron en todas las pruebas y categorías convocadas, para ganar 115 de oro, 106 plata y 111 bronce, buena cosecha que no es para echar las campanas al vuelo como muchos agoreros pretenden.
Las condiciones de preparación y competencia para los deportistas de ambos países nada tienen en común. Desde el presupuesto asignado al rubro. Un dato México etiquetó para este año 202,122,147 MDP del presupuesto federal; que decir del tamaño de territorio y población, donde México cuenta con el 43.8% de población que tienen alguna actividad física y un 56.2 de sedentarios, donde las mujeres son el 58 % y los varones representan el 42%. Es el primer lugar mundial en obesidad. De las personas que hacen deporte los hombres son el 54.4% y las mujeres 45.6%. En cuanto al presupuesto destinado a las competencias el 45% se destina a la olimpiada nacional, y el resto se divide entre los niveles de primaria (11%), secundaria (9%), Conadens (12%), sector popular (7%), indígenas (8%), paralimpiadas el (7%), y 1 % para deportes autóctonos. Por cierto de muy baja calidad todas ellas, porque no le dan importancia de vida. En el rubro de las becas para el alto rendimiento hay desde 24,000 a 681,394 pesos al año, (El Economista, datos de la CONADE Y SHCP, 2014), Si es que llegan a su destino final o se “pierden” en el laberinto burocrático, y se otorgan de acuerdo a resultados, es decir, los apoyan cuando ya se necesita.
Otro punto, en cuanto al historial deportivo de los atletas cubanos que participaron en Veracruz 2014, solo el 15% habían competido en justas de mayor nivel, entre ellos asistieron campeones olímpicos y mundiales, pero el 85 % de la delegación son novatos que inician su formación para el alto rendimiento con miras al Panamericano del próximo año Winnipeg, Canadá y a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Sin duda las nuevas caras de futuros campeones aparecieron en los medios de comunicación. Además no participaron en 105 de las pruebas deportivas.
Así que ni pronóstico, ni líder del medallero, ¿Veracruz 2014 fueron los mejores juegos comparados con qué?
Las políticas públicas del deporte mexicano brillaron nuevamente en Veracruz 2014 por su ineficiencia e inoperancia, frente a una Cuba sin recursos económicos, menor población pero mayor organización, metas claras, programas definidos que renuevan la baraja de sus atletas. Y un programa de educación y cultura física permanente. Insistimos ganar una competencia no hace mejor a un país que a otro.
Lo que se debe destacar es que los triunfos y las medallas de los y las atletas mexicanos son esfuerzo y dedicación de ellos, su equipo de trabajo y el apoyo de su familia. De nadie más. No se cuelguen.