VERACRUZ, ESTADO DE INDEFENSIÓN
VERACRUZ, ESTADO DE INDEFENSIÓN
Por Aurelio Contreras
Moreno
El caso de la
detención de la jueza Angélica Sánchez Hernández es tan escandaloso, que ha
escalado hasta la misma Presidencia de la República ante la ola de indignación que
ha provocado en el ámbito jurídico del país por lo que, a todas luces, es un
brutal abuso de poder del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez.
Claro. Con el pequeño
detalle de que el presidente Andrés Manuel López Obrador salió por enésima
ocasión en defensa de las arbitrariedades que comente su “bendición” sin
escrúpulo alguno y que, alineado con su propia estrategia a nivel federal,
tiene como objetivo desbaratar la independencia judicial para someter a jueces,
magistrados y ministros, como muy claramente sucede en la entidad que García
Jiménez malgobierna.
En dos ocasiones, la
jueza Angélica Sánchez ha sido detenida de manera irregular, por no decir que
francamente ilegal. La primera, tras acatar el amparo concedido a un presunto
criminal –que obtuvo ese beneficio de la justicia federal gracias al pésimo
trabajo de la Fiscalía General del Estado de Veracruz en la integración de la
carpeta de investigación-, y durante la cual fue evidente que se trataba de una
revancha, pues no tenían ni siquiera un caso firme en su contra. Por ello, los
policías estatales le intentaron inventar delitos disparatados y hasta sembrar
droga.
En la segunda, fue
detenida bajo argumentos absurdos, por delitos que ni siquiera ameritan prisión
preventiva y por una autoridad que no tenía vela en el entierro, como la
Guardia Nacional, que en lugar de perseguir criminales verdaderamente
peligrosos –pretexto con el cual fue creada y militarizada-, se ensaña con una
mujer que ya es casi adulta mayor.
El mensaje del
“escarmiento” a la jueza Sánchez Hernández está dirigido a todos los
impartidores de justicia: cuidadito y se creen eso de que “la ley es la ley” y
que existe la independencia judicial. Y en Veracruz, literalmente, así se los
mandaron a decir.
Un día después de la
detención de Angélica Sánchez, al menos 124 jueces de control de los 21
distritos judiciales del estado de Veracruz fueron citados a una reunión en una
finca de Coatepec –propiedad de José Alberto Pérez Fuentes, ex candidato del
obradorista PES a la alcaldía de Xalapa-, con la presidenta del Tribunal
Superior de Justicia del Estado (TSJE), Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre. La
misma que le reclamó a la jueza adscrita a Cosamaloapan que no le hubiese
consultado si podía acatar el amparo que provocó este maremágnum.
Asistentes a la
reunión aseguran que recibieron un mensaje amenazante de parte del gobernador
Cuitláhuac García Jiménez, quien de acuerdo con esto les habría dicho que lo
que le pasó a Angélica Sánchez les podría suceder a ellos también, y que en
adelante primero debían consultar con la presidenta del TSJE si podían acatar
los amparos otorgados por la justicia federal.
Lo que esto
representa, sin ambages, es el quebranto total del Estado de Derecho. Si un
juez tiene que pedir permiso para hacer su trabajo, no hay impartición de
justicia que valga. Y si encima se desacatan flagrantemente las decisiones del
Poder Judicial federal, estamos ante un escenario de franco, primitivo y
bananero autoritarismo que afecta a todos los ciudadanos, pues quedamos en
estado de indefensión ante cualquier abuso que le dé la gana cometer a las
autoridades.
No habrá más ley que
la suya. La que les brote de los intestinos.
Solidaridad con Claudia
Sin cortapisas ni
mezquindades, mi solidaridad con la compañera Claudia Guerrero, quien sufre
directamente los embates revanchistas de Cuitláhuac García y su fiscal Verónica
Hernández Giadáns.
Como se mencionó en
este mismo espacio en la entrega del lunes, si se deja pasar un ataque a un
periodista desde el poder, los siguientes seremos todos los demás. No hay que
olvidar el sexenio de Javier Duarte. Fuera los autoritarios.
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