¡Veracruz, primer lugar en criminalidad política!
¡Veracruz, primer lugar en criminalidad política!
Por Edgar Hernández*
Escalada de violencia electoral ¡el miedo si anda en burro!
De manera sucesiva el gobierno de Cuitláhuac García
con su brazo ejecutor, la Fiscalía General, ha desatado una escalada de
violencia político electoral enfocando sus baterías contra el Partido de la
Revolución Democrática.
La criminalidad se extiende a los enclaves
opositores en donde de manera desesperada se observa un localizado afán
gubernamental por atajar a como dé lugar la creciente oposición.
Al violento secuestro ayer de Gregorio Gómez,
candidato del PRD a la alcaldía de Tihuatlán, queseque por “denuncia personal”,
mismo que está videograbado, se suma el escándalo nacional por la arbitraria
detención de otro perredista, Rogelio Franco, sucedida semanas atrás por
“ultraje a la autoridad”.
Mientras Jilotepec se llenó de pavor en horas
recientes al llegar los gorilas de la ministerial a detener al alcalde priista
Sergio Fernández Lara, a quien le inventan viejos delitos administrativos.
La orden de aprehensión se produce luego de negarse
a someterse al mandato del subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, primo
del gobernador Cuitláhuac García, quien pretende imponer a su concuño Marino
Esteban Moreno.
El enojo de Eleazar, quien hasta antes de llegar su
primo al poder era nada -ya había perdido dos veces la plaza- se origina al
hacerse público que con el auxilio de la policía inició el reparto de
despensas, láminas, estufas ecológicas y “Rotoplas” en la congregación de “La
Concepción”.
Eleazar, en compañía de su hija Nitzya Guerrero,
Directora de Atención a Población Vulnerable del DIF literalmente puso a
disposición de Marino Esteban Moreno Díaz, bienes materiales de la institución
para entregarlos a la población de este municipio cercano a la capital del
estado.
Todo a cambio del voto.
Así y puesto al descubierto su juego sucio se le
fueron a la cabeza al edil.
Hace dos semanas la opinión pública registró el
ajusticiamiento de un tiro en la cabeza de Gonzalo Elías Zopiyacltle Colohua,
cuya esposa juega la alcaldía de Mixtla de Altamirano por el PRI.
Luego de la noticia y el “caiga quien caiga” del
gobernador el asunto pasó al olvido oficial.
Lo mismo sucedió con María Guadalupe Reyes Raygoza,
candidata a la alcaldía de Astacinga, sin contar los grandes pendientes como el
asunto Floricel Ríos Galván, alcaldesa de Jamapa asesinada en noviembre pasado
luego de dar aviso a las autoridades de que se vida estaba en peligro.
Fue un disparo en la cara el que acabó con la vida
de la perredista y a Eric Cisneros solo le faltó ser descubierto jalando el
gatillo.
En iguales términos sucedió el homicidio de Marisela
Vallejo Orea, alcaldesa de Mixtla de Altamirano, quien fue emboscada por un
comando armado en la carretera Zongolica-Orizaba cuando viajaba con su esposo y
chofer, quienes también murieron en el ataque.
Otras amenazas, golpizas y crímenes más se suman a
la ya larga lista de agresiones de carácter político electoral sin que se le
vea fin o freno alguno de la autoridad, salvo el llamado del pasado lunes de
parte de Cuitláhuac quien aseguró que “en Veracruz se tienen las condiciones
para el desarrollo de las campañas políticas en Veracruz”.
Se dio asimismo el lujo de afirmar que “ninguno de
estos dos últimos asesinatos -los de Elías y María Guadalupe arriba descritos-
están relacionados con situaciones políticas”.
De nuevo y como siempre el atarantado gobernador se
volvía a equivocar.
Mientras Veracruz se coloca en primer lugar en
crímenes y atentados de carácter político en la víspera electoral en donde en
esencia queda al descubierto el miedo, el pavor que priva en las filas de
Morena de cara al 6 de junio.
Lo que se observa en fechas recientes, sobre todo a
partir de que se abrieron las convocatorias electorales y se dieron a conocer
las listas de los aspirantes de los partidos opositores PAN-PRD-PRI, al igual
que los partidos satélites, es el pánico ante lo que parece una inevitable
derrota.
Morena, para fortuna de los más, vive los estertores
de una muerte anunciada.
Tiempo al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo