Veracruz, un Estado fuerte
Por Armando Antonio Rangel González
En los últimos meses, Veracruz ha vivido una transformación sin precedentes producto de acontecimientos muy marcados en diversos ámbitos; en lo político con la transición en el Poder Ejecutivo, en lo económico por la desaceleración de la economía internacional, la política arancelaria de los Estados Unidos y los cambios en el gabinete federal, así como en lo social por la ola de violencia que se ha manifestado en diferentes zonas del Estado.
En el ámbito político, estos acontecimientos han cimbrado a todos los partidos y grupos sociales en la Entidad, por lo que la clase política ha tenido que aprender a vivir con los cambios en los paradigmas establecidos por más de 60 años. Ahora, la oposición es Gobierno y los oficialistas han pasado a ser una oposición reducida; sin embargo, tal parece que la oposición que ahora nos gobierna está pagando los errores de su falta de experiencia, y por otro lado, la nueva oposición, nunca estuvo preparada para asumirse como tal, por lo que se encuentra totalmente ausente.
Por cuanto hace al aspecto económico, los efectos de la desaceleración de la economía internacional, especialmente de los países asiáticos, aunado a la política arancelaria del Presidente Trump y la inesperada renuncia del Doctor Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien no solo cimbró con su salida, sino que provocó un tsunami de incertidumbre por los motivos de su separación, han impactado directamente en el nivel de las exportaciones de productos veracruzanos al exterior, y por ende, en las divisas que ésta relación comercial genera. Productos como el aguacate, el limón, la piña y la naranja han sido severamente afectados, lo cual provoca un impacto negativo en la economía de las familias que viven del campo y en la de los empresarios que se dedican a éstas actividades comerciales.
Desde el aspecto social, sin lugar a dudas que la ola de violencia, secuestros, extorsiones y asesinatos que a diario vive el Estado, han sido los problemas que más han impactado a todos los sectores de la sociedad. Cada día cientos de familias viven en carne propia los efectos de la inseguridad que se registra, pero lo más lamentable, es el costo de las vidas humanas que ello representa.
Veracruz no merece su realidad actual, Veracruz es más fuerte que un gobierno, una institución, un partido o un grupo social; estos acontecimientos requieren de un Estado fuerte para mantenerse erguido. Veracruz no es una persona, Veracruz es su gente, somos todos los que de una u otra forma vivimos y amamos a nuestro Estado, con todo lo que ello significa y representa, con su origen, su historia, su razón de ser, su cultura, su gente y hasta sus diferencias.
Por ello, nos toca asumir el papel que desempeñamos diariamente, todos somos productivos y con nuestra actividad hacemos productivo a Veracruz; el verdadero valor de Veracruz está en nosotros mismos, en su gente, por lo que debemos y tenemos el deber de luchar por un mejor Veracruz, por uno más próspero y lleno de oportunidades.
Cada veracruzano y cada veracruzana, sin importar su edad, es un engrane dentro de la gran máquina que se llama Veracruz, por lo que nuestra responsabilidad es asumir con éxito el papel y el rol que nos ha tocado vivir por nuestro Estado. En conclusión, el reto es simple, cada quien tenemos el compromiso, por Veracruz, de hacer siempre “lo correcto”.