VIENTOS GOLPISTAS
VIENTOS GOLPISTAS
Por Aurelio Contreras Moreno
Como era de esperarse, la cantada invalidación
de una parte del bodrio legislativo llamado “Plan B”, con el que el
lopezobradorismo pretende desfondar a los órganos electorales, provocó una
reacción furiosa del régimen en contra de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y, con especial rabia misógina, contra la ministra presidenta Norma Piña.
Sin mayores argumentos para defender el desaseo
con el que la mayoría obradorista ha sacado éstas y otras leyes en el Congreso
de la Unión, y que es el punto central de la anulación de la reforma electoral
motejada como “Plan B”, los voceros, textoservidores y hasta altos funcionarios
de la “4t” salieron a las redes a acusar, por un lado, una inexistente
violación a la división de poderes porque según ellos, la Corte sustituyó al
Poder Legislativo; y por otra parte, a farfullar sobre que a los legisladores
los eligió la mayoría del “pueblo” mientras a los ministros no. Otra
perogrullada.
No hay ninguna violación a la división de
poderes. La Suprema Corte simplemente hizo uso de una de sus facultades
legales, que es el control constitucional. Esto es, que una de sus principales
funciones es garantizar que las leyes no se opongan o quebranten la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es el máximo
ordenamiento jurídico del país.
Lo que los nueve ministros que anularon el
“Plan B” resolvieron es que ese primer paquete de reformas político-electorales
es inválido por las evidentes violaciones al procedimiento legislativo en que
incurrieron los diputados y senadores, al votarlas sin deliberación, sin
análisis en comisiones y, lo más grave, sin siquiera haberlas leído primero,
prueba de la brutal abyección y falta de probidad de los “levantadedos” legisladores
obradoristas.
El otro “argumento”, el de que las supuestas mayorías
que respaldaron con su voto a los legisladores debería volver intocables sus
reformas, por torpes e ilegales que sean, movería a la carcajada de no encerrar
ese espíritu autoritario tan característico de Morena y del obradorato, que
busca aplastar y borrar a las minorías, olvidándose de cuando ellos mismos
estaban del otro lado de la mesa.
Y es eso precisamente, el gen autoritario
incubado en su ADN priista, lo que está brotando como pus desde el régimen, que
amenaza, amaga y juega con la idea de dejar de respetar de una vez por todas
las reglas del juego para inventar uno nuevo -que en realidad es bastante viejo
y arcaico-, en el que solamente ellos ganen.
Así lo dejó ver en un tuit el indigno e
impresentable secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, quien
cree que con sus actitudes de porro se va a ganar la nominación a la
candidatura presidencial. “Nueve
ministros pasaron por encima de la voluntad democrática expresada por los
representantes populares. No hay de otra: Plan C en las urnas”.
¿Qué quiso decir
López Hernández con esto? Pues que van a ir con todo a la elección de Estado
para arrebatar lo que no puedan ganar en las elecciones del año entrante, en
las que además de la Presidencia de la República, se renovará también el
Congreso de la Unión. Y no es especulación.
En estados como
Veracruz es descarada la operación electoral que desde ahora despliega el
gobierno estatal, cuyo titular, Cuitláhuac García, ya le entró también de lleno
a la “mapachería” que tanto le criticaron al PRI, así como al más vulgar
porrismo.
En medio del
clima de linchamiento contra los ministros, desde Veracruz los legisladores
locales de la “4t” fueron secundados por el titular del Ejecutivo para arreciar
el asedio que contra la Corte llevan semanas ejecutando grupos de choque de
Morena afuera de sus instalaciones, con todo el sello del obradorismo más
violento.
Este clima de
crispación y enfrentamiento entre poderes no augura salidas institucionales.
Soplan vientos golpistas de los que hay un gran responsable: el presidente
Andrés Manuel López Obrador, que al instigar los ataques a los ministros -ahí
sí, vulnerando la división de poderes- está estirando la liga de tal manera que
está a muy poco de desconocer a la Corte y provocar una crisis política y
social de consecuencias incalculables.
Y mire que
estaba difícil disputarle a Echeverría y a López Portillo el título del peor
gobierno de la historia moderna del país.
El último
clavo al ataúd
Donde el
autoritarismo y la miopía también campean es en el PRI, que al extender el
periodo de la dirigencia de Alejandro Moreno Cárdenas hasta pasadas las
elecciones de 2024, está martillando el último clavo de su ataúd.
Y con ello, el
de la alianza opositora.
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