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Las Danzas Tradicionales en las Fiestas de San Jerónimo

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Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

Cronista de la ciudad de Coatepec

La llegada y establecimiento de los franciscanos en 1524, implicó el inicio del proceso de evangelización de manera oficial en territorio mexicano; de tal forma que los primeros religiosos, sortearán una serie de situaciones como el desconocimientos de los idiomas locales, los patrones dispersos de los asentamientos indígenas, diversos accidentes geográficos y, por consiguiente, la actitud reacia de los adultos a dejar sus antiguas prácticas religiosas.

A la par del proceso de evangelización, se generaron diversas necesidades en relación a la atención de los nuevos católicos, razón que requirió en primera instancia de promover las denominadas congregaciones de “Pueblos de Indios” y así facilitar la administración de sacramentos a la población autóctona. Proceso en el que participaron activamente los religiosos de las diferentes órdenes regulares, tal y como reporta el sacerdote Antonio Mateo Rebolledo para el caso del asentamiento de San Jerónimo Coatepec, en el que participaron los franciscanos del convento de Xalapa a partir del año 1555.

Conforme fueron aprendiendo los frailes de las diversas órdenes mendicantes los idiomas indígenas, se fueron traduciendo las oraciones con la finalidad de hacer accesibles los conceptos y misterios católicos a las sociedades locales; de igual forma, se preparando sermones, cartillas para evangelizar y confesionarios, entre otros documentos. Actividad que requirió la participación de indígenas y frailes versados en los idiomas locales, en sí verdaderos equipos de trabajo que se dieron a la tarea de adecuar palabras, conceptos y misterios a la idiosincrasia indígena.

En otros casos, se apoyaron los religiosos de escenificaciones públicas de pasajes bíblicos para acercar al indígena a las concepciones espaciales y dogmáticas de la Iglesia, aparte de la contextualización de diversos eventos importantes en el devenir histórico de la religión católica. Mención especial merecen los cantos y danzas que introdujeron los frailes al repertorio cultural indígena, con el fin de suplir y desplazar los antiguos cantos y bailes que acompañaban las ceremonias a sus antiguos dioses.

Las nuevas danzas se van a caracterizar por incluir instrumentos musicales tanto europeos como de tradición indígena, y en el mismo tenor se amalgaman una serie de accesorios de ambas tradiciones, quizá con intención de que se identificaran los indígenas con los nuevos elementos culturales.

En el nuevo repertorio dancístico sobresalen dos tipos de danzas: las llamadas Danzas de Conquista y las Solares. En las primeras, se incluyen la “Danza de Santiagos y Tocotines”. En el segundo grupo, la “Danza de Quetzales”, entre otras. La “Danza de Santiagos” presenta una amplia difusión entre los diferentes grupos indígenas y nos remite a la lucha de los moros y cristianos, cuya figura principal es el Señor Santiago, identificado por llevar un caballito de madera, espada y estandarte. En lo referente a la Danza de Tocotines, destacan los personajes de Moctezuma, Malinche y Hernán Cortés, aparte de los grupos identificados como tocotines (indígenas) y el bando contrario integrado por los soldados cristianos.

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La Danza de Quetzales se caracteriza por el predominio de elementos de tradición indígena, cuyos penachos de grandes proporciones son reinterpretados como referentes simbólicos del disco solar. En la misma vestimenta de antaño prevalecía el color rojo, tanto en capas como en pecheras y pantalones, de tal forma que nos remitía a la carga simbólica de los colores y sus asociaciones con el sol y las cuatro direcciones, aparte de su relación a concepciones de fertilidad, vida, calor y lo diurno en contraposición a lo nocturno.

Hacia la primera mitad del siglo XX, existían en Coatepec varias danzas que se ejecutaban con motivo de las festividades religiosas, según registra en su obra don Félix C. Sánchez, quien refiere la participación de los Santiagos, Tocotines, Negritos y Jarilleros hacia 1928. En referencia especial, indica que en varios lugares van desapareciendo estas danzas pero perviven en la región de Coatepec y Xico.

Realmente, como todo rasgo cultural, las danzas entran en un dinamismo que determina una serie de cambios y/o continuidades a través del tiempo, en relación a los accesorios, música, el número de ejecutantes, entre otros aspectos. De tal forma que, no es sorprendente la desaparición de las danzas originales en la segunda mitad del siglo xx, específicamente en la región de Coatepec, y en el caso de las danzas que actualmente se ejecutan con motivo de las festividades religiosas no necesariamente son una pervivencia de las antiguas danzas. Sobre todo si tomamos en cuenta que, para los años sesentas, se invitaba a grupos foráneos de danzantes para que ejecutaran sus repertorios de sones y pasos en la festividad de San Jerónimo, a cuya iglesia acudieron en algunas ocasiones los “Tocotines” de Misantla, los “Quetzales” de Jalacingo, Veracruz,  y Xiutetelco Puebla, aparte de que últimamente, han participado grupos de Patlanalán Puebla.

Las danzas que actualmente se bailan en las fiestas de San Jerónimo, se han creado a partir del interés devocional de algunos grupos por participar activamente en la festividad, de tal forma que se reproducen algunos repertorios dancísticos de otras regiones, aparte se crean vestimentas y accesorios de acuerdo con sus posibilidades económicas; de igual forma la música que, se reproduce en grabadoras para marcar los pasos a seguir en la ejecución del baile. A eso se debe que, en los últimos años, se hayan introducido nuevos personajes en los bailes como son los payasos y las “damas”, elementos que no tienen nada que ver con las antiguas tradiciones que caracterizaban el repertorio de danzas introducidas en el siglo XVI como parte del teatro edificante, implementado por las órdenes religiosos en un intento por acercar a las comunidades indígenas a la religión católica.

Fuentes consultadas

Rebolledo, Antonio Mateo, “Apuntes Históricos y Geográficos de la Villa de Coatepec”, en: Leonardo Pasquel, Serie Historiografía, Coatepec 1, Editorial Citlaltepetl, Xalapa, Ver., 1959, pp. 73-141.

Sánchez, Félix C., Apuntes Históricos, Geográficos y Cronológicos de la Ciudad de Coatepec, Tip. Lara y Cia., Coatepec, Ver., 1929.

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