25 DE NOVIEMBRE, NI LAS VEN, NI LAS OYEN
25 DE NOVIEMBRE, NI LAS VEN, NI LAS OYEN
Martín Quitano Martínez
Para María
Eva no quiere ser para
Adán, la paridora pagada con pan
Eva sale y remonta el vuelo,
Eva deja de ser costilla
Eva se enfrenta al qué
dirán. Firme al timón como buen capitán. Y encoge hombros Adán
Silvio
Rodríguez
Un 25 de noviembre más de
oídos sordos ante lo que no cede. Los gobiernos no escuchan los reclamos, no
entienden la indignación, insensibles, balbucean los lugares comunes de la
anomia institucional ante la violencia contra las mujeres. Se quedan lejanos
los grupos políticos que gobiernan, que con el desparpajo brutal de la omisión
y la incompetencia, dicen que hacen pero en realidad abandonan.
La “normalización” de la
violencia contra las mujeres, es ese rostro grotesco de una sociedad machista, arbitraria
y prepotente que se niega a comprometerse en cerrar las puertas a las
manifestaciones de la barbarie. Violentar a las mujeres por el “simple” hecho
de serlo, porque se puede. Ahí se encuentra la expresión brutal de la
ignorancia, de la composición mental de una educación social basada en el
menosprecio a los valores de respeto y equidad.
Mientras los gobiernos “inéditos”
asumen la consigna paritaria y de “reconocimiento” a las mujeres, los datos
crueles no disminuyen, se amontonan en medio de las exclamaciones de la
transformación. Se coloca en cargos públicos a mujeres decididas a obedecer o a
otras funcionalmente machistas que demuestran cotidianamente su falta de
sororidad. El pregonado “humanismo” presidencial que menosprecia los todos “nuevos
Derechos”, pero que en particular ningunea los de las mujeres, ya que gusta de
asumir su estatus patriarcal, como el de las costumbres que le besan la mano.
Como muestra, las voces amagadas
y menospreciadas de las mujeres del espacio político del oficialismo que, con
una sumisión que ofende, reproducen y hasta defienden los atropellos
institucionales que posibilitan la continuidad de la violencia machista desde
el aparato gubernamental. Mujeres subordinadas que lastiman cualquier
oportunidad real de impulsar y mejorar las condiciones de las mujeres del país,
que simulan una trasformación feminista que no lo es, salvo la cosmética de los
puestos, y que lleva cinco años profundizando esa violencia.
Es durísimo amanecer en un
país que, en razón de género, mata a 11 o 12 mujeres cada día, pero que
paradójicamente desde el oficialismo se publicita en clichés “que es tiempo de
mujeres”.
Pero ante el escalofriante
dato de feminicidios y de muchas otras violencias, la candidata oficial no
muestra indignación ni propuesta alguna, pero acepta gustosa que el macho haga
un protocolo de entrega del bastón pero no del mando, porque su opinión es
ninguneada y no importa, porque sonriente copia e imita la visión y
comportamiento machista y autocrático del gran líder que se espanta ante la
rabia de miles de mujeres y por eso se encierra en su palacio y además cierra
diálogos y políticas públicas que se comprometan con los problemas que se
denuncian.
No oigo, no veo, no escucho.
Los tiempos de las mujeres son
los que confrontan al machismo existente, hasta ahora, que lastima cuerpos y
mentes, proyectos laborales y de vida, que limita la independencia. Esos son
los verdaderos tiempos de las mujeres que exigen, que demuestran con hechos sus
capacidades y su libertad.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
¿Con
qué llenarían sus actos políticos, rodadas y festejos, si no obligaran a los
burócratas?
X: @mquim1962