30 MONEDAS Y UN MADERO
30 MONEDAS Y UN MADERO
Si usted tuviera una asociación civil,
una organización sin fines de lucro donde se manejaran sumas de dinero que cada
vez se incrementaran de manera considerable ¿A quién le encargaría el dinero si
usted tuviera que atender otros asuntos? Pienso que a una persona de mucha
confianza, es más considero que a la persona que mayor confianza le tendría
usted en el grupo.
El día de hoy estimado lector veremos
uno de los 4 tipos de riqueza que hay y sus terribles efectos: la riqueza
robada. La riqueza robada es aquella que se adquiere haciendo fraudes, como por
ejemplo dar kilos de 800 gramos, dar litros de 900 mililitros, vender metros de
90 cm, robando poco a poco al dueño o patrón de las ganancias que su negocio va
generando, el vendedor que vende partes usadas como nuevas y una larga lista de
etcéteras. Las ganancias deshonestas son muy comunes en nuestra sociedad, pero
tampoco son algo nuevo.
En los tiempos de Jesucristo en la
tierra (aprovecharé estimado lector, la ocasión de la semana Santa para el
artículo de hoy), había doce personas que eran las más allegadas al maestro (sus
discípulos se contaban por miles). Esas doce personas acompañaban a Jesús a
todos lados, dormían con él, comían con él, hacían los milagros que él les
mandaba a hacer y todo aparentemente marchaba en orden y con la mayor
honestidad posible.
Sin embargo, en el grupo había uno con
características diferentes, y no quiero decir que los otros once no pecaran o
fueran absolutamente santos: A Pedro, en una ocasión Jesús le llamó Satanás por
no poner su mirada en las cosas de arriba, a los gemelos Juan y Jacobo les
llamó hijos del trueno por su carácter tan impulsivo y volatilidad, tenían un
exterrorista llamado Simón, que era del grupo de los zelotes, Tomás era
incrédulo, Natanael era un xenófobo, etc. La diferencia era que Judas no se
dejaba guiar, sabía guardar las apariencias, nunca fue confrontado con sus
acciones, de hecho el nombre Judas tiene un significado muy interesante:
Alabanza a Dios.
Judas era un hombre de confianza, tal
confianza le tenían, que cuando Jesús lo hizo tesorero del grupo, no se
menciona en la biblia que los demás estuvieran en desacuerdo. De hecho, cuando
María Magdalena trajo un perfume muy costoso y lo vertió sobre Jesús, Judas
comentó que era un gasto innecesario y que mejor con ese dinero se pudo haber
dado limosna a los pobres (Juan 12:1-8), ya que al quitar periódicamente de la
bolsa, esos trescientos denarios (35,000 pesos mexicanos según la inflación de
hoy) hubieran llegado a ser sustraídos poco a poco en manos del tesorero. Sin
embargo, los otros 11 estuvieron de acuerdo con Judas.
El evangelio de Mateo narra que Judas
fue a los principales sacerdotes y les preguntó cuánto le querían dar por
entregarles a Jesús. El precio fue treinta piezas de plata. ¿Se ha preguntado
alguna vez por qué fueron 30 piezas y no 20, 15 o 50? Porque era una profecía
que debía cumplirse. El libro del profeta Zacarías en el antiguo testamento
cita que el precio con que se valoró a Dios fueron treinta piezas de plata
(Zacarías 12:11), y Jesús debía cumplir con esa profecía para que las personas
al leer entendiéramos que Jesús era el hijo de Dios. Este tipo de profecías
acerca de Jesús y su deidad son muy
comunes a lo largo de los evangelios cumpliendo lo que en el antiguo testamento
se profetizaba; cito como ejemplo otras dos similares a esta, una de ellas era
que el Mesías debía entrar en Jerusalén montado en un asno (Zacarías 9:9), otra
que le darían a beber vinagre (Salmos 69:21).
Pero a todo esto, al precio de hoy ¿A
cuánto equivalían las 30 piezas de plata?
El economista argentino Fausto
Spotorno, comentó vía twitter que, al valor actual, Judas entregó a Jesús por
como máximo 450 dólares. Si usted querido lector puede notar el inferior precio
de la traición de Judas, concordará que quienes roban, necesitarán cada vez más
y más, y hurtarán por el sólo hecho de llevarlo a cabo: Raíz de todos los males
es el amor al dinero.
¿Pero por qué el artículo se llama 30
monedas y un madero? Veremos algo que a mi criterio es muy interesante querido
lector. Cuando Jesús está siendo
entregado por un beso como señal, el Señor del universo le pregunta al traidor
¿Amigo, a qué has venido (Mateo 26:49-50)? Como dándole una oportunidad de
arrepentirse. ¿Sabe estimado lector?
Dios siempre nos da oportunidades de arrepentirnos antes que sea tarde, todos
tenemos la capacidad de decisión, jamás el ser humano podrá decir que no fue
suya la decisión, siempre podemos decir que no, aunque eso suponga como costo
la vida misma.
¿Qué hizo Judas después de descubrir
que había traicionado a Jesús? Volvió arrepentido a devolver las monedas, pero
no le hicieron caso. Entonces fue y se ahorcó. Más adelante en la armonía de
los evangelios vemos que Pedro, negó tres veces a Jesús. Cuando la tercera
ocasión se encontraron los rostros de Jesús y Pedro, éste último lloró
amargamente por negar a su maestro.
¿Cuál fue la diferencia entre Pedro y
Judas? El madero. Pedro corrió arrepentido a la cruz y Judas, también
arrepentido se fue a ahorcar a otro madero. ¿Qué hubiera pasado si Judas en vez
de ahorcarse en el madero, hubiera ido a pedir perdón en el otro madero? No lo
sé estimado lector. Pero lo que sí se, es que si no hacemos un uso responsable
y sabio del dinero, podemos terminar como Judas, con el mejor maestro, el mejor
amigo, el mejor guía, el mejor Padre, y echarlo todo a perder por nuestra
avaricia.
Que estos tiempos de profunda
introspección nos lleven al verdadero sentido de la vida estimado lector:
reconocer dónde pasaremos nuestra eternidad. Le invito a rechazar el madero al
que fue Judas y abrazar pidiendo perdón y misericordia como Pedro al madero que
durante más de 2000 años ha sido sinónimo de libertad y salvación para todo
aquel hombre que confía en Jesucristo como su Señor y Salvador.
Quintín Vallejo López.