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8 y 9 de marzo, para reflexionar

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Hola amigos, es un gusto saludarlos. Esta semana quiero reconocer a las mujeres que se unieron a las marchas del 8 de marzo de manera pacífica en varias partes de la República Mexicana, demostrando fuerza para exigir un alto a la violencia de género y a la impunidad por la cantidad de feminicidios que en este 2020, se promedia en 10 casos diarios.

Sin embargo, la violencia no se combate con más violencia. Es penoso ver que algunas mujeres infiltradas hayan hecho desperfectos a edificios públicos y monumentos históricos. Circulan imágenes de ellas y de mujeres más comprometidas con el movimiento que reprobaban dichas acciones. Pero esto no debería ser en realidad noticia, sino el mensaje de empoderamiento y de exigencia ante las autoridades que aún no comprenden que deben hacer un abordaje diferente al problema de la violencia de género.

Miles de mujeres marcharon en una sola voz. La sociedad volteó, el país se paralizó. Hubo imágenes tan conmovedoras de quienes desde sus trabajos apoyaron, como fue el caso de Katia Gómez, trabajadora del Asadero 100, quien mostraba su unión con un “Estoy con ustedes”. Otros carteles que portaban mujeres en la marcha decían: “No importa el color, la edad, la ropa, ni el género. Tengo derecho a vivir sin violencia”. “Es más fácil educar a una mujer fuerte que a una mujer rota”. “No quiero sentirme valiente cuando salgo a la calle, quiero sentirme libre”.

Por otra parte lo que se suscitó el día 9 de marzo, el paro nacional “Un día Sin Mujeres”, generó un impacto económico de 30,000 millones de pesos, 15 % más de lo que se tenía previsto. Así lo declaro José Manuel López Campos, presidente de Cámaras Nacionales de Comercio. Y es que, aunque los hombres se presentaron a trabajar, se vieron rebasados, mientras que algunos comercios tuvieron que cerrar y otros de plano ni abrieron. Es decir, hay una alta participación de mujeres en sectores productivos.

Espero que los movimientos del día 8 y 9 de marzo sirvan de reflexión para la unidad de hombres y mujeres. Felicito a todos aquellos hombres que se unieron a la causa apoyando a sus compañeras de trabajo, compañeras de escuela, a sus empleadas, a sus esposas. Hay que tener algo claro, no es una lucha entre hombres y mujeres, no nos equivoquemos. No se debe fomentar el odio entre géneros, al contrario, se deben fomentar los valores como el respeto, la tolerancia, la solidaridad, el trabajo en equipo, la igualdad de oportunidades.  

Hombres y mujeres unidos sin odios, sin divisiones. Los invito a que eduquemos con valores, eduquemos con amor, con respeto al prójimo. Y eso debemos comenzarlo desde nuestro hogar.

Pido al gobierno que redoble esfuerzos. Necesitamos cambiar de estrategia de combate a la violencia, pero también urge implementar políticas públicas que refuercen la educación en valores en nuestras instituciones educativas.

Nos leemos la próxima semana. ¡Bendiciones!

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