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9 Películas para ver durante la cuarentena

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Por: Pablo Contreras Sánchez

 

Puedes decir que el encierro voluntario es una opción, pero sólo si estás dispuesto a tomar el salir, contagiarte del virus, y propagarlo a quienes son más vulnerables y podrían morir a causa de él, como la otra alternativa. Si puedes quedarte en casa, hazlo. No sólo por ti, sino por los demás, y con un poco de co-operación por parte de todos, esto pasará más rápido de cómo llegó.

 

Dicho lo anterior, yo también me aburro. Mi trabajo consistía en ir al cine, ver una película, y luego volver a casa para hablar sobre ella, lo cual no es posible cuando los cines están cerrados, y no se ha estrenado nada nuevo durante semanas. Ah, y cualquier lanzamiento importante programado para los próximos tres meses ha sido pospuesto, algunos de manera indefinida, por lo mismo de que hay una pandemia global como sacada de una novela de Stephen King amenazándonos a todos.

Pero aún cuando la realidad supera a la ficción, tenemos que mantenernos cuerdos de alguna manera, y para muchos (yo incluido) la productividad puede ser más aterradora que el virus mismo, así que anoche entré a Netflix y busqué nueve películas en mi página de inicio para ver durante el encierro, lo cual pretendo convertir en una costumbre, por lo menos de aquí a que abran los cines de nuevo (o expire mi contrato con el periódico, lo que pase primero).

 

¿Por qué nueve películas y no diez, escucho preguntar? La verdad, no sé. Simplemente pensé que sería divertido. Así que, sin más preámbulos, y sin algún orden en particular…

 

LA LA LAND: CIUDAD DE LOS SUEÑOS (2016), Dir. Damien Chazelle.

 

Adoro esta película. Tanto, que volví a verla en Netflix el día que llegó a la plataforma, a pesar de que la compré en formato digital hace tres años y desde entonces la he visto como cinco veces. Simplemente me encanta, y es que me remite a tiempos más sencillos, en los que yo, como sus protagonistas, estaba listo para seguir mis sueños y comerme al mundo. Ahora ya no puedo, porque la industria del cine está paralizada, y no hay manera de predecir cuánto tiempo le tomará recuperarse… PERO AÚN ASÍ, ’La La Land’ es tan colorida, alegre e idílica, como dolorosamente realista (no hay manera de que supere ese final) y nos recuerda que, por grises que se vean las cosas allá fuera, nunca está de más ser uno de esos locos soñadores que se imaginan un futuro mejor.

NIÑOS DEL HOMBRE (2006), Dir. Alfonso Cuarón.

 

Desconozco qué tan de buen gusto es recomendar un drama post-apocalíptico (es sólo el primero de tres en la lista) pero esta joya dirigida y co-escrita por Alfonso Cuarón es una película esencial ahora mismo. Su historia, de cómo en un futuro en el que no ha nacido un bebé por casi veinte años, Theo, un hombre hastiado y cínico, se ve accidentalmente envuelto en una misión por salvaguardar a una mujer embarazada, es un oportuno recordatorio de por qué no debemos ceder ante la desesperanza en tiempos así. También se trata de una colaboración entre Poncho y ‘El Chivo’ Lubezki, lo que significa que el filme está excepcionalmente bien dirigido, se ve hermoso, tiene un excelente trabajo de cámara e impresionantes planos secuencia. Imperdible.

 

FRANCES HA (2012), Dir. Noah Baumbach.

 

En esta casa amamos a Greta Gerwig. Con tan sólo dos largometrajes como directora, Greta ya se consolidó dentro de esta nueva generación de autores gracias a su autenticidad, frescura y honestidad. Ese ingenio era evidente desde antes que se posicionara detrás de la cámara, cuando co-escribió y protagonizó un par de películas de su pareja, Noah Baumbach, entre las que destaca ‘Frances Ha’: un retrato encantador e hilarante de la vida a los veintitantos, que presta especial atención a cómo las personas dentro de ese rango de edad se relacionan entre sí, con sus familias y el mundo, mientras navegan la incertidumbre sentimental, laboral y financiera, sin dejar de permanecer optimistas. Es una celebración de la vida misma y su momentánea falta de rumbo, que exhibe gran parte de lo que eventualmente se convertiría en el estilo distintivo de Greta.

 

ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS (2004), Dir. Michel Gondry.

 

Está comprobado que los romances fallidos del cine tienen una resonancia mayor con el público que aquellos con ‘finales felices’; quizá no debido a que seamos una bola de masoquistas y nos encante sufrir, sino a que reflejan mejor lo que sucede en las relaciones sentimentales reales y la naturaleza complicada del amor, lo que hace más sencillo que nos identifiquemos con nuestras propias experiencias. ‘Eterno resplandor de una mente sin recuerdos’ ofrece un giro de ciencia ficción a un concepto atractivo: ¿y si pudieras borrar de tu memoria a alguien por completo, o más específicamente, a alguna de tus ex-parejas? ¿Vale la pena siquiera intentar algo así? ¿Es mejor olvidar o negar el pasado que aprender de él? Este filme, magistralmente escrito, dirigido y actuado no se queda corto a la hora de dar respuesta a esas preguntas, y es una película obligada tanto para los cínicos, como para los amantes del amor por igual.

 

CLÍMAX (2018), Dir. Gaspar Noé.

 

Pero hablando de masoquismo, ‘Clímax’ encaja perfectamente dentro de esa categoría. Si estás familiarizado con el trabajo de Gaspar Noé, sabes que éste está obsesionado con el extremismo. El argentino ha construido su carrera en la provocación y la repulsión, pero lo hace empujando los límites técnicos del medio, y siendo estéticamente agradable. Él, como personaje, es tan, sino es que más interesante que las películas que produce, y su último largometraje, donde un grupo de bailarines realiza un literal descenso al infierno después de ingerir ponche adulterado en una fiesta, es una experiencia en toda la extensión de la palabra, y eso es lo que Noé sabe hacer mejor; puede que no realice declaraciones profundas con sus guiones, o que estas se vean eclipsadas constantemente por sus hábitos artísticos, pero ‘Clímax’ es una gran muestra de lo que es capaz de lograr, y se trata, en mi opinión, de su mejor trabajo a la fecha. Nomás no la vayas a ver con tu abuelita.

 

EL DESESPERAR DE LOS MUERTOS (2004), Dir. Edgar Wright.

 

El siguiente filme de tintes post-apocalípticos en esta lista no podría ser más diferente a ‘Niños del hombre’. Edgar Wright es mi director favorito; cuando vi ‘Scott Pilgrim vs. Los ex de la chica de sus sueños’ (también en Netflix, y que cuenta como una recomendación extra) de inmediato me vi envuelto en su peculiar estilo visual, completo con su sentido del humor ingenioso, fugaz y detallado, el cual oculta decenas de chistes en el fondo y primer plano que sólo pueden ser encontrados si miras la película más de una vez. Su debut en la pantalla grande, ‘El desesperar de los muertos’, fue la introducción del cineasta al resto del mundo: una comedia romántica de terror en la que Shaun, un treintañero en regresión, debe aprender a priorizar su relación sentimental sin descuidar a su mejor amigo (un holgazán encantador llamado Ed) mientras intentan mantenerse con vida durante un brote zombie en Londres. Es una de esas películas tan extrañamente concebidas que debes ver para creer, y yo, personalmente, no puedo esperar para volver al Winchester, tomarme una cerveza bien fría, y esperar a que todo esto pase.

 

SING STREET: ESTE ES TU MOMENTO (2016), Dir. John Carney.

 

Tomémonos un descanso de los no-muertos y bailarines drogados para enfocarnos en un concepto mucho más puro: el amor adolescente. Este festín de nostalgia ochentera escrito y dirigido por John Carney va de Conor, un joven irlandés que estudia en un colegio católico y vive con su familia altamente restrictiva; para escapar de dicho entorno, éste decide empezar una banda de rock con la que pretende impresionar a Raphina, una misteriosa chica de la que se enamoró. Carney tiene un don para las películas centradas en músicos, y cómo la música que tocan afecta sus relaciones románticas de varias maneras. ‘Sing Street: Este es tu momento’ es su mejor uso de esta fórmula al día de hoy, con canciones originales extremadamente pegajosas, un par de covers bien hechos de clásicos de la época, y un mensaje empoderador que nos alienta a encontrar y seguir nuestra propia voz.

 

LA CABAÑA DEL TERROR (2011), Dir. Joss Whedon.

 

Okay, ahora volvamos con las cosas mórbidas. ‘La cabaña del terror’ fue la primera colaboración entre el cineasta Joss Whedon (creador de la serie de culto ‘Buffy: La cazavampiros’) y el actor Chris Hemsworth; la segunda fue un pequeño filme indie que se estrenó al año siguiente de nombre ‘Los vengadores’. Menciono eso porque, además del característico Diálogo de Whedon®, ambos proyectos no podrían ser más distintos uno del otro. Esta es una deconstrucción satírica del género de terror que comienza como un slasher adolescente promedio pero acaba en caos total. Por mucho que quisiera profundizar en por qué amo tanto esta película, prefiero no revelar más detalles, ya que el factor sorpresa influye en el disfrute que puedes, o no, obtener de la misma. Y si ya la viste, hazme un favor y reúne a tu familia, o quienquiera que esté haciendo cuarentena contigo, y graba sus reacciones ante ese demente tercer acto; probablemente no sirva para nada, ya que esto se estrenó hace casi una década, y muchas personas ya la vieron, pero de todos modos estaría cool.

 

VIENE DE NOCHE (2017), Dir. Trey Edward Shults.

 

Por último, pero no menos importante, la película que me vino a la mente cuando se desató todo esto. A nada deberíamos temerle más que al miedo mismo; eso lo podemos ver, no sólo en quienes hicieron compras de pánico de papel de baño, sino en la creciente paranoia que lleva a otros a cometer actos de odio y violencia en nombre de la seguridad. Sobre eso trata el controversial filme de terror dirigido por Trey Edward Shults, en el que el extremadamente resguardado, vigilado y protegido hogar de una familia en medio de una crisis sobrenatural, se ve comprometido con la llegada de una joven pareja y su bebé en busca de asilo. Llena de suspenso y con la cantidad correcta de imágenes inquietantes (la mayoría, sugeridas) como para perturbar a quien sea, ‘Viene de noche’ está aquí para recordarnos que la peor pérdida posible en tiempos de contingencia es de humanidad, compasión y sentido común.

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