Pedro Peñaloza

¿A dónde va Morena?

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Por Pedro Peñaloza

“La moral se esgrime cuando se está en la oposición;

 la política, cuando se ha obtenido el poder”.

José Luis López Aranguren

 

  1. ¿Quién decide?El partido del gobierno tiene serios problemas para llevar a cabo su elección interna, ya que, por un lado, está la lucha por el poder de sus recién formados grupos y, por otro, las órdenes de su líder. Veamos: AMLO “sugirió” que la elección del presidente nacional de Morena debería definirse por medio de encuestas. Sin embargo, existe un pequeño problema, los estatutos no contemplan ese método electivo. Evidentemente, bajo este contexto sui géneris, surgen un par de preguntas: ¿acaso esto no lo sabía AMLO? y ¿cómo le harán para evitar violar la normatividad interna? Por lo pronto, tienen un serio problema de legalidad.

 

  1. ¿Qué partido es Morena?Algunos suelen decir que es una combinación de “partido-movimiento”, puede ser, han existido ya antes organizaciones con esas características. Pero, habría que analizar la morfología y la estructura de Morena y, a partir de ahí, calificar políticamente a este agrupamiento. Tengamos presente, que, el partido nació para conformar la candidatura de AMLO, no fue la agrupación la que potencializó al candidato, lo cual permite aproximarnos a una caracterización más certera. Por lo tanto, estamos en presencia de una formación política-electoral dirigida y construida bajo los humores de un caudillo (ahora muy poderoso), que cuenta con un ejército de beneficiarios de aspirina sociales. Esto hace que la inercia del partido esté sujeta a la pesada opinión del presidente de la república. ¿Alguien cree que Yeidckol Polevnsky dirige Morena? Y, por supuesto, no se trata de ningún desplante machista, lejos de ello, simplemente describimos una realidad concreta, máxime, si sabemos del carácter autoritario y despótico de AMLO.

 

  1. ¿Qué está en juego? Por supuesto, ahora, Morena es una marca muy rentable en todos los sentidos (mil 700 millones en 2020). En consecuencia, el apetito crece sin freno. Ahora bien, es una vieja práctica de los partidos en el poder reproducir y expandir los vicios que combatieron desde la oposición. Y, si a eso sumamos la escasa tradición democrática en los partidos mexicanos, el futuro que se avecina en dicha formación no será un ejemplo de prácticas reivindicables.

Los suspirantes a la dirigencia del partido tienen distintos orígenes y perfiles contrapuestos. Delgado representa a la vertiente de Marcelo Ebrard; Bertha Luján, es una antigua sindicalista que busca vincular a Morena con los movimientos sociales; Yeidckol, es simplemente la mano de AMLO. Como es obvio, quien llegue al cargo tendrá que ser palomeado por el inquilino de Palacio Nacional.

 

 

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